76. Noche de Chicos

85 12 0
                                    

Líomar apareció por la puerta en una mueca de confusión exagerada que me arrancó una sonrisa.

—¿Leiko y Eathan? ¿Juntos? ¿Así, sin anestesia ni nada?

Cogió una mecedora de mimbre y la acercó a nosotras. Rascó su fina barba y perdió su mirada en el mar, prosiguió con sus cavilaciones:

—A veces me supera su capacidad para fastidiarse él mismo...

Miró a su futura esposa y ambos asintieron, como si con esa mirada tuvieran suficiente para saber exactamente qué había pasado por su mente. Mi Protector del Agua me sonrió y comentó:

—Invité a Damon a la boda, a Robert también, y le dije que podían traer al matón de ojos rasgados que va con ellos a veces. —Reí.

—Belfegör, es el General de Damon. —Le aclaré—. Pensé que no ibais a invitar a los Demonios, que sería algo más íntimo. —Ambos se encogieron de hombros y se sonrieron. Arys suspiró.

—¿Y dejarte sin acompañante para nuestro baile? No somos tan malos amigos... Además, dejaste bastante claro que Damon va a ser el futuro padre de tus hijos.

Un pinchazo sobre el corazón, forcé una sonrisa... Claro... Hijos... Mi amiga siguió, torciendo sus labios en una mueca de indignación y fastidio fingidos.

—No me cae bien, pero tú lo quieres. Voy a hacer el esfuerzo de tener ese bonito cuerpo paseando por delante de mí. —Líomar enarcó una ceja.

—¿Bonito cuerpo? —Ella se echó a reír—. Creo que voy a invitar a Helena, la Princesa, para ver igual belleza. —Su chica negó.

—Con Leiko tenemos el cupo de víboras completo, amor mío. —Ahogué una risotada y me levanté de su lado. Miré a ambos.

—Gracias por invitar a mis amigos a vuestra boda... —Líomar sonrió con ternura ante mis palabras.

—Guardián, tus amigos nos ayudaron a vencer, no una, sino dos guerras. Lucharon a mi lado y me salvaron la vida, en más de una ocasión. No invitarlos, a uno de los momentos más felices de mi vida, cuando estuvieron en uno de los peores, sería una deshonra para mí. —Nos miramos con complicidad.

—Me has arruinado por completo la sorpresa.

Damon apareció de la nada, como una niebla oscura detrás de Líomar. Ambos hombres cruzaron una sonrisa.

—Esperaba hacer una entrada más espectacular —comentó el demonio.

Damon se acercó a mí, andando lentamente, y me abrazó la cintura con sus manos, poniéndose detrás de mí. Líomar le sonrió con bribonería.

—Debiste dejarlo más claro, hubiese preparado la pirotecnia para que estallase cuando entrases en escena.

La risa profunda de mi demonio me acarició la nuca. Arys lo miraba, desafiante. Damon se mostró conciliador cuando dijo:

—Cada día tengo más claro que no hay madera en el mundo que pueda imitar las tonalidades de su pelo, futura señora Atläntk. —Ella enarcó ambas cejas—. Te tiro el piropo para que luego no intentes matarme mientras duermo, por robarte a tu marido.

A Líomar le desapareció la sonrisa del rostro. Robert apareció a nuestro lado, di un respingo. Belfegör apareció apoyado al hombro de Damon, observando sus uñas. Sus ojos negros se posaron sobre Líomar.

—Tenemos tradiciones que hay que respetar de forma santa, y una de ellas...

Damon y él se miraron con picardía. Edward apareció junto con Yarel, y Eathan salió por la puerta de la casa. El brujo apoyó ambas manos sobre los hombros del Protector del Agua.

ERALGIA III, La AlianzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora