Entre sus brazos todo lo malo del mundo desaparecía por unos instantes, junto a su pecho, mi corazón empezaba a latir a unísono con el suyo y hasta los peores momentos, mejoraban si él me sujetaba la mano. Nadie que no ha amado a alguien de este modo puede comprender el significado completo de alma gemela.
Las campanas matutinas nos despertaron temprano. Me vestí con una buena coraza, dejé mi melena rojiza suelta, me colgué mi espada y me coloqué el anillo de Guardián en el dedo. Desayuné con mis amigos algo rápido y los cuatro nos fuimos a hablar con los inquisidores.
Llegué a la escalinata del consejo y me paré en frente. Otra vez en ese lugar, el Consejo. El bosque de columnas sujetaba un enorme frontón en el que había representaciones de guerreros y monstruos pereciendo bajo sus lanzas. Nos armamos de valor y entramos.
Nos hicieron esperar unos minutos en el gran vestíbulo. Los frescos de las paredes seguían la misma tónica que el frontón, monstruos pereciendo ante grandes guerreros. Representaciones de dioses y demás temáticas similares terminaban de adornar columnas, paredes y techos.
Una de las puertas laterales se abrió. Un joven pupilo nos invitó a pasar al interior con un cordial saludo. Yarel tomó la iniciativa. Nos plantamos frente a un grupo de cinco hombres, al centro, uno de unos cuarenta años, a los lados, hombres más ancianos. Frente a ellos, una mesa con cuatro sillas. Nos sentamos y Edward sacó unos cuantos papeles de la nada. El hombre golpeó con un pequeño mazo la madera.
—Por voluntad de su majestad, el Rey Yarel, se reúne la cámara de los inquisidores en virtud de sesión de control y presentación de reclamaciones previas a juicio por la causa abierta contra Kayen Gargölk. Esta cámara, en uso de las leyes y cumplimiento de sus deberes y derechos, cede la palabra a la defensa del acusado para que se lleve a cabo la correspondiente replica a la acusación de este tribunal ha hecho sobre el culpado. —Le cedió la palabra a Edward con un gesto. Mi amigo se levantó y se acercó a la tribuna.
—Su excelencia, como brujo de confianza del rey, su alteza me pidió un informe sobre el estado del acusado. Hay sospechas fundamentadas de que el acusado estaba bajo hechizo en el momento de cometer los crímenes por los que se le acusa. En ejercicio de mis facultades como Brujo, por mi experiencia y uso de las artes mágicas, pude concluir este informe que procedo a leer para todos los asistentes en esa sesión.
Edward cogió la hoja que llevaba en las manos y empezó a andar de un lado a otro mientras leía en voz alta lo que él mismo había redactado:
—«Yo, Edward Shötwöon, Brujo del Consejo Real de su Majestad, Yarel Austrygög, tras realizar un análisis exhaustivo de la situación psíquica del sujeto, Kayen Gargölk, puedo afirmar que padece un hechizo de alto rango. Dicho hechizo afecta a su capacidad cognitiva, a la realización de tareas y le inhabilita en la toma de decisiones conscientes, lo que lleva a un estado de sumisión severa ante el impulsor del hechizo». —Edward los tendió el informe a esos hombres. El presidente del tribunal lo leyó.
—¿Tienen más pruebas que añadir a la defensa? —El brujo negó y me miró— ¿Quieren hacer alguna alegación antes de concluir esta vista? —Me levanté de golpe.
—Sí, por favor. Debo explicarles cosas que ustedes no conocen.
Me apoyé a la mesa aun débil por el cansancio acumulado esos días. Mi cuerpo no estaba recuperado del todo. El hombre me cedió la palabra con un gesto y yo me armé de valor:
—Kayen es mi Protector del Fuego, es un joven inexperto, pero tiene un corazón enorme. Él se marchó a Save con Axel porque este le había prometido que no nos atacaría. —Un par de abuelos comentaron algo mirándome—. Kayen lo hizo para protegernos. Él tenía un plan, quería atacar a Axel desde dentro, quería ganarse su confianza, para así poder eliminarlo desde las entrañas de su propio palacio, evitando así la lucha y las muertes de tantos inocentes. —Un señor mayor pidió palabra.
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ERALGIA III, La Alianza
FantasíaTERCERA PARTE Estar muerta no es agradable, lo he comprobado. El Balakän era el escondite de Axel, nuestro tablero de juego, y yo, como Reina iba a tumbar ese falso Rey. No esperaba que ese viaje que emprendía fuera a rebelarme la belleza que escon...