MÓNICA EN MULTIMEDIA
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Casi a las seis de la tarde de ese día, y luego de que Grace atendiera mis heridas – tanto las de las rodillas como las de los muslos – pude comer algo. Y mi estómago sí que lo agradeció. Se pidió especialmente que fuera una dieta suave, ya que no probaba bocado hacía mucho. Así que por ahora, solo una sopa de pollo y unos panecillos. Tambien recibí la visita de la supuesta gerente del hotel, a la que sin saberlo ya conocía de antes. Y a la que tambien estaba muy agradecida.
Yo daba cuenta de lo último de mi cena, cuando las puertas se abrieron y ella entró, con caminar elegante. Grace volteó tambien a verla. Era la misma mujer que me atendiera cuando quise pedirle un cuarto para descansar. La misma que fue tan seca cuando le aseguré que tendría con que pagar un cuarto. Rubia, quizás de cuarenta años. Vestida muy sobria con falda y chaqueta del mismo color, azul oscuro. Me escaneó de arriba abajo y trató de sonreír amable aunque salió más tensa que otra cosa.
—Se me informó que ya habías despertado—no contesté— ¿Cómo te sientes? Y más importante aún. ¿Cuál es tu nombre?
—Me siento mucho mejor. Gracias por preguntar. Y por su ayuda—afirmó en silencio, y yo seguí comiendo, cuando no dijo más nada.
Me hizo un gesto con las cejas.
— ¿Qué?
—Pregunté cómo te llamas. Supongo que no serás una don nadie—negué.
Dudé antes de hablar, pensando si sería sensato darle mi nombre real. Pero dado a que en los documentos falsos que el coyote nos había entregado, aparecía mi nombre verdadero, no era conveniente mentir. Más, si tal vez ella ya los había husmeado.
—Mónica, Guerrero. Ese es mi nombre.
Agradecí nuevamente mi perfecto inglés. Que ella no se diera cuenta de que venía desde Tijuana.
—Bien, Mónica. No des las gracias. Te recibimos con todo el gusto, dadas las circunstancias de tu accidente.
—De acuerdo—balbuceé—aunque si mal no recuerdo, me dijo que no habían cuartos disponibles.
—Y era así. O por lo menos no había disponibles de los cuartos sencillos—hice un gesto con la boca, asintiendo.
—Ya veo. Y pensó que no podría pagar este.
Esperé que se sintiera avergonzada por admitir tan de frente que yo tenía cara de pobre. Porque era inmigrante, pero dinero para pagar un cuarto si poseía. Pasó lo opuesto. Afirmó, admitiendo lo que de verdad pensaba.
—Así es. Pero estás quedándote aquí por caridad del hotel. Esperamos que te recuperes pronto.
—Que atentos—hizo una mueca, al entender mi sarcasmo, y después añadí—yo tambien espero recuperarme pronto, señora...
—Leslie. Ese es mi nombre. Por si no lo sabías o no lo recuerdas—afirmé.
Ella miró a Grace.
—Sal de aquí, muchacha. Tengo que hablar unos asuntos con la huésped—mi enfermera abrió la boca para protestar, pero yo le hice un gesto para que obedeciera.
Nos dejó a solas.
—Muy bien, Mónica—la mujer se sentó en el puesto que ocupaba Grace—espero no te moleste, pero ya que despertaste y te encuentras mejor, me gustaría saber cómo llegaste hasta aquí.
— ¿Perdone?—le di un sorbo al refresco con el que habían traído mi cena.
—Cuando Nielson el vigilante me informó de lo que ocurría afuera del hotel, hice que te entraran inmediatamente y que mi médico personal te atendiera, antes de pensar que visitaras el servicio de urgencias. Pero ahora a las directivas del hotel y a mí, nos urge saber de dónde viniste hasta nosotros y porque llegaste en ese estado.
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SUITE 405 (COMPLETA)
Romance¿A qué estarías dispuesta por salvar tu vida? ¿Perderte lejos donde nadie te conozca? ¿Pagar el precio que sea? O ir contra la ley, fiándote de un coyote que te ayude a cruzar la frontera de México a Estados Unidos, sabiendo como podrías acabar de s...