CAPITULO 60:

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ACTUALIZACIÓN DE HOY. 

GRACIAS POR LEER Y LA PACIENCIA

MONI EN MULTIMEDIA

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Para el medio día, y gracias a la rapidez de mi guardaespaldas, ya había bañado a Noah con mucho cuidado, lo había cambiado, y él había tomado su biberón. Ahora, mientras yo preparaba el almuerzo - taquitos de carne - él sujetaba su pequeño peluche de tortuga qué Otto le había traído, y aunque yo luchaba porque no se lo llevara a la boca, él estaba feliz de mordisquearle la cabeza al juguete.

En el pequeño reproductor del comedor, le tenía también una lista de canciones infantiles, qué muchas veces le pusimos Flor y yo a su hermanita. Y aunque el niño no parecía entender las letras en español, tampoco le molestaban.

--Pondré un poco de esto por aquí--le dije al pequeño, mientras bajaba las tortillas del fuego--y yo podré almorzar contigo--me miró--y no intentes pedirme. No te voy a compartir.

Le besé los cabellos.

En esas últimas horas me había confirmado qué era un pequeño muy bien portado, sin llorar casi, y adaptándose a todo. Pero sabía qué no siempre sería así. Recordaba el cuidado de Eli - esa si era un terremoto - y simplemente yo no estaba lista para cuidar de un pequeño. ¿O era la rabia qué tenía hacia el padre de Noah, lo qué me hacía pensar así? Yo sabía qué en un futuro si Dios nos bendecía, tendríamos un bebé y haríamos una familia como era la ley de la vida. Pero ahora... me sentía como a duras penas sobreviviendo. No había disfrutado de mi juventud por culpa de Adolfo, y ahora qué me veía un poco libre... pum. Casada con Andrew y ahora bajo el brazo, su pequeño hijo.

¿Qué pasaría con esos estudios qué no había terminado? ¿Mis deseos de tener el título de administradora de empresas, fundar una empresa de maquillaje? ¿Qué pasaría con mi tierrita? ¿Jamás volvería a mi hermosa Tijuana?

--Qué giro el qué dio mi vida tras cruzar esa frontera.

Cuando bajaba la carne para desmechar, del fuego, la puerta del cuarto se abrió. Andrew me miró de frente, bastante somnoliento, pero igualmente sorprendido porque yo cargara a Noah con pericia y tranquilidad.

--Buen día--bostezó

--Buenas tardes, querrás decir. Ya son pasadas las doce.

--Es verdad.

No dije nada, mientras seguía funcionando en la cocina con el pequeño. Él bajó el volumen al reproductor.

--Noah estaba escuchando eso.

--Noah no sabe lo qué es... ¿el gallo y la pata, remix?

--Era una de las canciones favoritas de la hermanita de Flor. Y parece qué a Noah le gusta.

--El ni siquiera entiende español--alcé mis hombros.

--No pasa nada. Yo le enseñaré mientras tu roncas todo el día.

Apagó el equipo.

--Ahora no. Los dos tenemos qué hablar.

--Tu tendrás qué hablar con tu conciencia. Si es qué tienes alguna. No hablaré de nada contigo.

--Mónica...

--¡Nunca has sido sincero conmigo! No pienso hablar contigo y qué me digas puras mentiras.

Se levantó de la barra.

SUITE 405 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora