CAPITULO 48:

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LLEGÓ DÍA DE ACTUALIZACIÓN. ESPERO LES GUSTE. GRACIAS POR PERMANECER FIELES CADA SEMANA

OS QUIERO

MÓNICA EN MULTIMEDIA

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Cuando el día arribó, con el clima bastante frío, yo estaba recostada junto a Andrew. Mi cabeza reclinada en su hombro, mientras el roncaba muy bajito. Besé su nariz y me senté con cuidado para levantarme sin despertarlo. Lo había sentido a las tres de la mañana, entrar al baño, y volver un momento después.

Ahora se merecía descansar otro poco, luego de tres días trabajando arduo. El domingo nos habíamos marchado de la mansión de sus padres a las dos de la tarde, luego de pasar la mañana y el almuerzo en compañía de su familia. Y desde la llegada al Penthouse se había enfrascado en trabajo, ya que no podía visitar el hotel en Los Ángeles, y para los otros no quería dejarme, aunque me siguieran los escoltas. Se encerraba en su oficina/biblioteca, casi que hasta las once, y solo hacía unas cuantas pausas para comer, o cuando teníamos que planear cosas para la boda. El pobre debía estar rendido.

Entré al baño para hacer pis, y luego de ponerme una bata encima de la pijama, para no incomodar a Otto y Yhenger, salí en silencio del cuarto. Le prepararía el desayuno y hasta podría llevárselo a la cama, si no lo atraía el olor de la comida. Arrastré mis pantuflas, mientras me hacía una moña floja, camino a la cocina, y me quedé de piedra ante lo que veían mis ojos, cerca del balcón. Una exhalación escapó de mis labios, mientras me cubría la boca con una mano.

—No puede... mamá...

Un altar de día de muertos bien decorado, con velas encendidas, guirnaldas de colores, un ramo de tulipanes en el centro, la ofrenda con pan de muerto, los dulces que sabía le encantaban a mamá. Y colgando en todo el centro de la pared, en tamaño gigante, un portarretrato de ella, sonriendo a la cámara. Mis piernas cedieron, y yo caí de rodillas al suelo, cubriéndome el rostro y comenzando a llorar.

 Mis piernas cedieron, y yo caí de rodillas al suelo, cubriéndome el rostro y comenzando a llorar

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NOTA DE AUTORA: EL PORTARRETRATO DE LA MAMI DE MONI

Yo le había dicho a Andrew la semana anterior que me dolía estar lejos de casa por no poder hacerle un altar de día de muertos a mi madre. Por no poder honrarla este año. Y él se había tomado el trabajo de regalármelo. De hacerlo para mí, y darme la sorpresa. Todo, todo lo que ella atesoraba estaba allí, quizás el habiéndolo sacado de mis cosas. Una de mis bufandas que era antes de ella, doblada en la mesa. Las flores que yo le contara que eran sus favoritas y me recordaban a ella. El pan de muerto, su comida favorita. Todo lo había conseguido el, a pesar de lo difícil que pudiera ser. Me doblé en dos, sin parar de llorar, y un minuto más tarde, sentí que alguien ponía su mano en mi hombro. Por su aroma, supe que era él. Se arrodilló junto a mí.

Sorbí por la nariz y lo miré. Me sonreía con ternura.

— ¿Está bien así? ¿O le hace falta algo?

SUITE 405 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora