CAPITULO 23:

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REGALITOOOOOOOOOO

HOY ESTÁ DE CUMPLEAÑOS @wilyelis08 ASÍ QUE ESTE CAPITULO VA DEDICADO A ELLA. GRACIAS POR LEER EL LIBRO. FELIZ CUMPLEAÑOS, NENA. ME ALEGRA QUE ESTÉS DISFRUTANDO DE LA HISTORIA

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El sábado en la mañana finalmente llegó, y desde las cinco de la mañana mi estómago se puso de remilgado, al saber que quizás volvería a ver a mi jefe. No comí mucho al desayuno y las manos no dejaron de sudarme mientras iba con las chicas a limpiar. Esta vez sería Nina la que me acompañaría. Todo con tal de mantener a Ava la intensa, lejos.

Al respecto del tema del tarot, no habíamos vuelto a hablar. Ellas comprendieron que era caso perdido conmigo, si no creía en ello. Y más, si el tema me había aterrorizado tanto, esa noche que las leyeron para mí, que de ahí en adelante los días posteriores no pude dormir mucho. Desde que me acostaba hasta que me levantaba, cada día sin falta, sufría de pesadillas. En ellas, Adolfo me perseguía por callejones oscuros y malolientes, con cuchillo en mano. Solo que su rostro era deforme, no tenía dientes sino colmillos, y las manos eran con garras. Luego de mucho correr de él, siempre acababa estrellándome contra una pared humana. Un hombre de traje y sin rostro, que me decía que todo estaría bien, y que era mi alma gemela. Para despertarme casi a los gritos, y bañada en sudor a pesar del aire acondicionado encendido. El día ya clareando y gracias a Dios, sin tener que lidiar más con eso, hasta que la noche siguiente la historia se volvía a repetir. Por eso había mantenido el tema con Nina y Kany a raya. Solo hablando del trabajo y saliendo juntas a comer algo, terminado nuestro turno.

Descargué el balde con la trapera y escoba, mientras mi amiga abría la puerta de la suite con su llave, y cargaba con los demás implementos para limpiar vidrios y el baño.

—Leslie dice que el jefe viene hoy aquí—miró su reloj donde se marcaban las nueve de la mañana.

El cuarto iluminado nos recibió con nada más que silencio.

—Mejor apurarnos para que lo encuentre bien limpio.

—Y para no verlo a él cuando llegue—ingresamos, y ella se giró a verme con interés.

— ¿Ahora lo rehúyes? Creí que el señor Andrew te estaba atrayendo.

No contesté nada, solo poniéndome los guantes de limpieza.

—Moni... ¿Qué pasa?—tocó mi hombro.

—Que no sé si quiero que él sea ese hombre.

Su rostro se volvió contrariado.

— ¿Cuál hombre?

Recordé entonces las pesadillas. Ese hombre sin rostro, pero que olía a lo que olía mi jefe. Indicándome que era él. Pero que yo no quería que fuera el, temiendo si podría confiarle mi vida y hasta mi corazón, sin terminar perdida en la oscuridad.

— ¿Quieres contarme cómo te sientes? A veces no es bueno tragarte las cosas tu sola.

—Me siento muy abrumada, Nina—la miré de lleno—no quiero que Andrew sea mi alma gemela como te dijeron las cartas—ella se alejó un momento a cerrar la puerta, notando que el tema cogía seriedad.

— ¿Por qué?

—No estoy lista para enamorarme. No estoy lista para confiar en nadie más que no sea yo misma—ella me rodeó con su brazo, comprensiva—Adolfo me hizo mucho daño. Durante mucho tiempo. Mi corazón no está listo para otro dolor. Para confiar ciegamente en alguien y que le vuelvan a fallar.

SUITE 405 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora