Años más tarde...
—Mónica Donovan. Administración de empresas.
Con una inhalación me puse de pie, mientras la multitud aplaudía dentro del gran auditorio. Caminé con cuidado por los tacones y subí al estrado para recibir mi diploma.
—Felicidades, señora Donovan. Grado honorífico.
Le estreché la mano a la directora y volteé a mirar al público mientras todos aplaudían. Entre toda la multitud, ahí estaba mi esposo con Noah en brazos, ya de cinco añitos, y mi amiga Flor al lado. Andrew le dijo algo al pequeño al oído, y se puso las manos en la boquita.
—¡Bravo, mami!
Todos en el auditorio rieron, mientras seguían llamando a más graduados. Le sonreí y le lancé un beso, mientras una profesora me pasaba la borla del birrete al otro lado, denotando que estaba graduada. Luego fui a mi puesto.
Me había graduado finalmente. Era administradora de empresas y experta además en negocios internacionales, por la Universidad de Columbia. Luego de mucho esfuerzo, de desveladas, y de apoyo de Andrew, lo había conseguido. Su paciencia era infinita y cuando yo sentía que debía rendirme entre los trabajos y el cuidado de Noah, él me llenaba de ánimo, me hacía mis taquitos favoritos para darme aliento, o cuidaba de Noah mientras hacía mis trabajos. Un estudio sufrido, pero aquí estábamos. Cumpliendo mis sueños. Porque a la par con la carrera había entrado a cursos de maquillaje, siendo técnica en maquillaje, y lista para fundar mi propia marca.
El pasado se había quedado allí. Nada se había vuelto a saber de Adolfo y sus amigos. Mi vida ahora era mía por completo. El día anterior le habíamos dado gracias a Dios en una capillita cerca de casa, y ahora solo venían las celebraciones.
Siguieron llamando a los graduados, y cuando la lista acabó, la directora nos hizo poner de pie.
—Familiares, profesores y amigos. Les presento a esta nueva cohorte de graduados de la Universidad de Columbia. Un aplauso para todos ellos.
Con un grito todos arrojamos el birrete al cielo.
¡Lo había logrado!
Finalmente era una profesional.
Tras conseguir recuperar el gorro entre todos, y entregar la túnica, busqué a mi esposo, mi hijo y mi mejor amiga. Esperaban cerca de las puertas de salida del auditorio. Los dos diciéndole algo al pequeño, que sostenía un ramo de tulipanes púrpura y blanco.
—¿Dónde están mis dos hombres hermosos?—Noah dio un gritito y corrió hacia mí con el ramo.
—¡Mamiiii!—me enseñó el ramo—mira. Dice papá que te diga que yo te lo doy. Que él lo había comprado pero que te lo regalaba yo.
Flor comenzó a reír, mientras yo lo alzaba en brazos y le daba un beso en la mejilla.
—Así no era, cariño. Tu solito se lo das—le dijo Andrew.
—¿Y el tuyo?—le preguntó en su curiosidad e inocencia.
El o los suyos... Porque el día anterior había llenado toda la sala del penthouse de preciosos ramos de tulipanes y rosas. Y según él, cada una de esas flores diciendo felicitaciones y te amos, porque lo había logrado.
Mi esposo no sabía ser poco tierno y detallista.
—Ya se lo di, cariño.
El pequeño solo asintió y miró las flores.
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SUITE 405 (COMPLETA)
Romance¿A qué estarías dispuesta por salvar tu vida? ¿Perderte lejos donde nadie te conozca? ¿Pagar el precio que sea? O ir contra la ley, fiándote de un coyote que te ayude a cruzar la frontera de México a Estados Unidos, sabiendo como podrías acabar de s...