TENEMOS NUEVO CAPITULO. GRACIAS A LAS QUE DECIDIERON DARLE LA OPORTUNIDAD A LA HISTORIA. ESPERO LES ESTÉ GUSTANDO ESTE PRIMER VISTAZO. NO SE ME VAN A ARREPENTIR.
***
Cuando la puerta de casa se abrió, mi amiga soltó un grito y me abrazó. En mis manos llevaba el pastel de cumpleaños dentro de una caja.
Estaba muy feliz por estar aquí, aunque una parte de mí no se sentía tranquila, sospechando que mi marido me vigilaría escondido por ahí. En su mente retorcida y celosa creía que me vería con alguien más, en lugar de estar con Flor y su familia.
—Nenaaaaaaaaa—sonreí.
Al menos por esta vez, podría darle gusto.
—Pudiste venir.
—Lo conseguí—me hizo entrar, y cerró tras ella.
Suspiré.
Aquí estaba en terreno seguro.
— ¿Y puedo saber cómo? Adolfo es un puto incordio para que te deje salir.
—Pues el...
Todas las imágenes de lo que había pasado ese día anterior, llenaron mi cabeza, y no pude disimular una mueca de asco. Había obtenido el permiso que tanto anhelaba. Pero el método para ello no me gustó ni poquito. Además de una sesión de sexo que me dejó insatisfecha y solo me produjo dolor, tambien Adolfo me había obligado a hacerle un oral. Nada agradable. Que si ahorita alguien me decía: «define en una palabra lo ocurrido», sin pensarlo dos veces, sería «violación».
—El... ¿te obligó a hacer algo que no quisieras?—me miró suspicaz y con el odio en la mirada.
—No... no... —pero notó la inseguridad en mi voz.
— ¿No? ¿O sí?
La llegada de su madre, me impidió responder.
—Mónicaaaaaaa. Que rico que vinieras—me abrazó tan fuerte, que me vi en las perdedoras para no dejar caer el ponqué.
Flor lo recibió y lo dejó en la mesa del comedor antes de volver.
—Buenas tardes, señora Claudia—le sonreí—pude venir por fin y acompañarlos.
El padre de Flor, el señor Omar, tambien me saludó con un abrazo, y cuando ambos, señor y señora Duarte me invitaron a pasar a la mesa, mi amiga me sujetó del brazo y les hizo una seña de que ya iríamos. Nos dejaron a solas.
— ¿Qué?—se fijó que no hubiese nadie oyendo.
— ¿Te obligó a algo, Mónica? ¿Sí, o no?—no respondí—y quiero la verdad.
—No, Flor—suspiré—no me obligó a nada—pude sostenerle la mirada.
—Bien—se relajó—te creeré por esta vez. Pero si el hijo de puta te hace algo, seré la primera en ir por el a matarlo.
—Lo sé. Y por eso te quiero, loca—me abrazó—ahora vamos a festejar. Hoy es tu día y yo traje el pastel.
Batió palmas.
— ¿De qué es?—sonreí, mientras me llevaba por el pasillo, a donde su madre preparaba el almuerzo.
—Selva negra—hizo más fiesta.
Era su pastel favorito.
— ¿Y ese milagro? Tu no comes casi chocolate—le hice una mueca.
—Lo traje por ti. Yo no comeré del pastel—frenó en seco.
— ¿Qué?—afirmé.
—Hoy paso. Tiene demasiado dulce y no quiero engordar—me miró de hito en hito—pero tus padres, Eli, y tú, si pueden darse su gusto con él. Yo solo quería acompañarte en tu reunión.
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SUITE 405 (COMPLETA)
Romance¿A qué estarías dispuesta por salvar tu vida? ¿Perderte lejos donde nadie te conozca? ¿Pagar el precio que sea? O ir contra la ley, fiándote de un coyote que te ayude a cruzar la frontera de México a Estados Unidos, sabiendo como podrías acabar de s...