CAPITULO 59:

269 30 10
                                    

HOLA, MIS QUERIDAS LECTORAS. LES TRAIGO ESTE CAPITULO POR ADELANTADO, PUES ESTE FIN DE SEMANA, TENGO MUCHA COSA POR HACER EN CASA, TRAS LA MUERTE DE PAPÁ. ESPERO ME ENTIENDAN. DISFRUTEN DEL CAPITULO.

LAS QUIERO

MONI EN MULTIMEDIA

***************************************

Salí de la sala de urgencias, y recibí el frío de la madrugada, de lleno en mi rostro. Deseando esfumarme como el viento. Desaparecer de este planeta. De tantos problemas. Cuando no era Adolfo quien me perseguía, me veía haciendo cosas en inmigración para qué no me deportaran. Y cuando no era ninguna de esas, Andrew tenía qué salirme con un cuento raro como este. Bien sabía qué su escondido debía tener por ahí. Nadie podía ser simplemente tan perfecto como él se me mostró. Qué fácil se le dio mentirme, en lugar de ser sincero desde el comienzo. Decirme las cosas con franqueza. Yo lo habría entendido. ¿Pero porque ocultarlo? ¿Era acaso una venganza por yo no decirle desde el comienzo qué venía como inmigrante de México? ¿Quería pagarme con la misma moneda?

Pasé mis manos por el rostro, muy agotada. Era tarde, la salida con Flor y los tragos, después la crisis de ansiedad, y ahora esto... No estaba lista para tanto voltaje.

¡Un hijo!

Andrew tenía un hijo.

Y todos parecían saberlo, menos yo. Porque sus escoltas no habían mostrado sorpresa en la sala. ¿Holly lo sabría? ¿Y tampoco me lo había dicho?

Gruñí de forma escandalosa, dándole una patada al suelo, y haciendo qué volara nieve. Era una completa estúpida. Por no verlo antes. Bien. Yo tampoco fui franca desde el comienzo. Y escondí todo de mí, aunque él se me mostraba más auténtico. Pero finalmente le había dicho la verdad. Me había abierto para él. A pesar del miedo. ¿Por qué él no pudo hacer lo mismo? ¿Por qué venía a decírmelo ahora, cuando estaba acorralado? Me limpié las lagrimas qué me brotaron de los ojos.

Yo preguntándole qué sucedería con el pequeño, y porque no tenía un padre. Cuando claramente ese estaba sentado a su lado y lo había sostenido en brazos al llegar.

Tenía que irme.

No quería estar aquí fuera.

Y cerca de él tampoco. Ahora no.

Busqué en mi chaqueta el teléfono, para llamar a mi escolta. Qué el me llevara a casa, y si después le daba la gana, qué regresara al hospital con Andrew. Yo sola en casa estaría bien. Cerciorándome qué no hubiese nadie cerca, le marqué.

--Señora.

--Otto. Estoy aquí afuera. Quiero irme a casa.

--En un momento estoy con usted. Espéreme cerca del auto. Ya salgo.

Corté, y volviendo a guardar el móvil, me encaminé por el senderito hasta donde estaba nuestro coche. El me llevaría a casa, me tomaría un vaso de leche caliente, un medicamento para el dolor de cabeza, y me iría a la cama. Ya cuando despertara al medio día, todo estaría mejor.

Contemplé el cielo un poco lleno de nubarrones. El vaho salió de mi nariz en volutas, perdiéndose en el aire.

Andrew era papá.

Eso me dejaba a... ¿yo entonces sería la madrastra de Noah? ¿Cómo las de los cuentos qué eran crueles? No. No podía hacerlo. Ese niño no tenía la culpa de lo qué sucedía. No se lo merecía. Y yo tampoco sería algo para él. Cassandra lo había cuidado todo este tiempo. No era mío. En un futuro... me llamaría mamá. ¡Dios! ¿Cómo podía quitarle ese puesto a la cuñada de Andrew? No era justo. Yo no era su madre. ¿Pero y si el niño quedaba solo, viéndose Cassandra en una cama por su accidente? ¿Y qué pasaría entre Andrew y yo, tras esa mentira y si yo no deseaba estar con el niño? Me llevé las manos a la cabeza.

SUITE 405 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora