CAPÍTULO 67:

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NO SÉ QUIEN ESPERABA MAS ESTE DÍA. SI USTEDES O YO JAJAJAJAJA.

AQUÍ ESTÁ LA ACTUALIZACIÓN. 2X1 

QUE LO DISFRUTEN

ANDREW Y MONI EN MULTIMEDIA

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Abrí los ojos.

Luz y oscuridad pasando frente a mi...

Cerré los ojos de nuevo.

Un ventilador en el techo. Suelo muy frío. Mi cuerpo arrastrado por el piso, como una bolsa de cemento. Caí en la inconsciencia una vez más.

—Vamos a negociar contigo—un susurro en mi oído.

Cuando pude volver en mí, estaba en una habitación que no era la de antes. Me tenían igualmente atada con cadenas. Pero esta vez no estaba en ese bodegón en medio de la oscuridad, sino una piecita con ventanales grandes llenos de barrotes que medio dejaban pasar la luz, y una gran cama. En la que al parecer no tenía permitido recostarme. Intenté sentarme o cambiar de postura, pero todo el cuerpo me escocía y dolía. Hasta en aquellas partes donde pensaba que no me dolería nunca. Las manos amoratadas – levanté mi blusa – mis costillas eran también purpura. Estaba como dijera tantas veces mi madre, como un Nazareno.

La cabeza palpitó cuando quise recordar qué había pasado. Y solo venía a mi, el dolor y la tristeza. Me había rebelado contra mis captores contándole a Andrew la verdad de lo que me sucedía, para que fuera a la policía, o mejor todavía, no se arriesgara el. Y eso no les había gustado nada. Cuando Adolfo cortó a la fuerza la comunicación, entre los tres se ensañaron conmigo, volviéndome un costal de verduras o su saco de boxeo. Patadas e insultos y al final me había desmayado ante el dolor. Ahora no sabía qué había pasado, el tiempo transcurrido, ni si Andrew había en efecto tomado distancia para protegerse como yo quería. Solo sabía que aún era de día. Y que tarde que temprano todo este sufrimiento tendría su final, fuera en la forma que fuera.

Igual ya ni importaba. No después de que Ana Payma se llevara a Noah quien sabe a donde. El recuerdo de su llanto laceró mi cabeza y provocó que las lágrimas brotaran de mis ojos. Eso también se lo había comunicado a Andrew en la videollamada, y no tenía idea de qué manera habría reaccionado. Justo cuando habíamos decidido darle un futuro juntos. Le di un puño al muro y se me partió una uña.

—Si tan solo tuviera la fuerza y la desconexión mental para acabar contigo de una vez—mascullé—si tan solo pudiese ser tan inhumana como tu y tomar una pistola para romperte la cabeza.

Pero en su lugar solo podía ver impotente, como Adolfo se llevaba lo poco que en los últimos meses me había hecho feliz. Como me quitaba el último rayito de luz.

La puerta se abrió de golpe, con Abigail delante y trayendo en las manos un plato de comida. No la miré cuando se acercó con pasos rudos y dejó el plato de arroz y carne frente a mi. Ni cuando a la fuerza puso una cuchara de plástico en mis manos.

—Comerás—escupió—te necesitamos vivita y coleando—unas palmaditas bruscas en mi mejilla, justo donde tenía un lamparón por los golpes, y después se retiró sin más.

Dejándome nuevamente con mi cabeza a mil por hora, el silencio y el dolor.

"Morenita mía. ¿Esto cuánto más va a durar?"



Se despertó. Sin saber cuándo ni cómo había terminado dormido, y al sentarse derecho, halló una de sus manos esposada a la pata de una mesa.

SUITE 405 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora