02 de febrero 2018 / NY - Estados Unidos
Una inhalación y se acomodó la corbata frente al espejo de uno de los cuartos del hotel. Su teléfono sin dejar de sonar en manos de Adrian. El era el encargado de responder las llamadas, mientras se preparaba para el gran día.
Era la hora. Donde volvería a tomar a su Monita por esposa. Volverían a hacer el camino nupcial como si fuese la primera vez, jurarse amor eterno ahora de forma sincera, y el primer baile juntos. El que sería completamente diferente al anterior. Todo sería diferente al matrimonio anterior. Y aun así, y que ya hubieran hecho todo antes, estaba completamente nervioso. le temblaban las piernas, la ropa le apretaba, y su corazón se aceleraba de solo pensar en ese segundo que la viera entrar hacia el altar, hermosa y de verdad suya.
El regalo que Dios le había dado.
—Sí. Por supuesto—decía Adrian—el vals será como se acordó. Nadie debe quedarse con los novios en la sala. Exacto, señorita. Gracias.
Su amigo Thiago le acomodó la parte de atrás del traje.
—Respira amigo. Valdrá la pena volver a recorrer este camino.
—Valdrá cada segundo.
Cuando pensaba hablarle a Adrian para preguntar si la otra parte de los planes antes de la boda si se harían, la puerta sonó con dos golpecitos. Miró llegar al mensajero con el pequeño paquete. El mismo que llevara antes al penthouse, a su hermosa destinataria.
—¿Y bien?
—Entregado, señor. Y aquí está el suyo.
Thiago le pasó la cajita relativamente pequeña y elegantemente decorada. Lo que contenía adentro aunque simple, era precioso. Se habían escrito cartas mutuamente para antes de la boda, esperando que la separación hasta el encuentro final no fuese tan tortuoso. Él le había mandado su carta en una caja idéntica, y ahora tenía la carta que ella le había hecho. Vio que sus amigos se miraban de acuerdo en algo y después lo contemplaban a él.
—Estaremos afuera, amigo.
Le palmearon la espalda, dejándolo con el hermoso detalle. Abrió la caja y contempló el interior. Una hojita bien doblada, una flor de tulipán, símbolo de las que él le llevara una vez para pedirle perdón, un paquetito de galletas oreo con un dibujo de corazón y "te amo" en un adhesivo, y un paquete de pañuelos desechables. La otra caja tenía lo mismo. Aquellas cosas que los unían. Con la diferencia de que esta caja estaba impregnada del perfume que ella usaba, para que la recordara.
Destapó la hoja sellada y empezó a leer.
Mi amor...
Qué ansias tengo mientras escribo esta carta, de estar contigo y abrazarme contra ti. De hacerte mimos, o de que mi cabeza descanse en tu pecho. Me parece mentira que falten solo pocas horas para volvernos a ver y jurarnos amor eterno una vez más. Te reirías de mí si supieras como me están temblando las manos de los nervios. Como si no hubiésemos recorrido este camino antes. ¡¡Estoy tan feliz, mi vida!! Feliz de saber que seguiré pasando toda mi vida contigo. Feliz de que me ames como yo te amo a ti. Si me hubieran contado todo esto el día que huí de México, no les habría creído. Porque pensaba que no me merecía un hombre maravilloso como tú lo eres. Pero Dios me bendijo y aquí estamos. Aquí me tienes. Completamente enamorada de ti, a la espera de poder fundirme en tu abrazo y que recitemos juntos el sí en el altar. Gracias por ser como tú lo eres conmigo. Por amarme bonito. Por salvarme aquel día a las puertas de tu hotel. Esa Suite 405 donde empezó nuestra historia de amor nunca se me olvidará. Eres un hombre maravilloso y yo me siento honrada de estar a tu lado. Me enamoran cada día tu ternura y bondad. Cómo puedes ayudar a quien lo necesite sin esperar nada a cambio. La pasión que le pones a lo que te gusta. Y ese corazón noble en el que tanto me he refugiado cuando tú me abrazas. Eres un padre increíble, y estoy segura de que Noah te agradecerá toda la vida por haberlo amado tanto. Nunca cambies. Siempre pido a Dios y a la Morenita para que estés bien y me sigas queriendo tanto. Cuento los minutos para verte.
ESTÁS LEYENDO
SUITE 405 (COMPLETA)
Romansa¿A qué estarías dispuesta por salvar tu vida? ¿Perderte lejos donde nadie te conozca? ¿Pagar el precio que sea? O ir contra la ley, fiándote de un coyote que te ayude a cruzar la frontera de México a Estados Unidos, sabiendo como podrías acabar de s...