Capítulo 10: 'Huellas'

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Capítulo 10: 'Huellas'

22:35 pm.

Karla: -hasta que llegas, gringa.

Jadeé por todo lo que corrí y dejé mi chaqueta en la mesa de la caja registradora.

Olive: -lo lamento tanto, tuve un problema con los mellizos y...

Karla: -sí, sí, como sea, mientras menos trabajo para ti, más horas me quedo yo.- gruñó tal y como el Grinch alguna vez lo hizo.

Karla era quien trabajaba en el turno diurno del lugar. Gracias al ángel en el corazón de la benevolencia no nos teníamos que ver mucho las caras.

Olive: -bueno... Lo lamento.- mascullé sin querer iniciar nada.

No grites, y no te gritaran decían por ahí.

Karla: -como digas, gringa.- rodó sus ojos con arrogancia. -me voy, disfruta tu turno.

Algo me pareció raro desde un inicio, y no dudé en preguntárselo a la gallina (así le decíamos con Harry a Karla).

Olive: -¿dónde está Marianne? Se supone que me acompañaría con el turno hoy.

Karla cogió su abrigo y abrió la puerta de vidrio dejando entrar una brisa del congelado aire.

Karla: -hoy te toca turno sola, pásalo de puta madre.

Olive: -¿y Carlos?- pregunté por el chico que le echaba gasolina a los autos afuera.

Aveces él entraba a la tienda y me acompañaba, era muy simpático. Pero, obviamente, Harry le detestaba un poquito.

Karla: -¿me viste cara de saber lo que hacen todos?

Fruncí el ceño y susurré.

Olive: -te he visto cara de muchas cosas, jodida gilipollas.

Karla: -¿dijiste algo gringolienta?- rió al pronunciar el apodo con su gorda boca.

Abrí mis ojos sorprendida y obviamente, enfadada.

Olive: -como me vuelves a llamar gringa, mórbida de mierda, arrancaré de tu hueco cráneo tus extensiones de orina. ¿Oíste bien, perra?

Karla: -tienes pinta de gringa, hueca y flacucha.- masculló.

En aquel momento me di cuenta de que valía una mierda discutir con la gallina. No entendía, y no entendería que los gringos no son solo los que hablan ingles, y que no le convenía ganarse enemigos conmigo.

Silencié.

Karla: -eso supuse.- murmuró refiriéndose a mi silencio. -disfruta tu turno, gringa.

Olive: -pásala bien con tus 50 gatos de mierda, gallina.- le sonreí de una manera agria.

Gruñó por última vez y salió por la puerta de vidrio.

22:58.

Carlos entró por la puerta y me despertó de mi leve ensueño. Dormí poco, y como había poca actividad (la verdad casi nada), estaba muy aburrida y somnolienta.

Carlos: -¿y las demás?- preguntó frunciendo el ceño y con una sonrisa que marcaba una de sus margaritas cerca del ojo derecho.

Bostecé.

Olive: -hola, sí, un gusto verte, no lo sé, me dejaron sola.

Carlos rió y se acercó al mesón donde yo atendía.

Carlos: -hola.- dijo sonriendo sin mostrar los dientes.

Olive: -hola.- sonreí.

Se produjo un silencio entre ambos, pero era mucho mejor que el silencio que se producía cuando estaba sola.

Los ángeles, no son criminales. [Trilogía]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora