Capítulo 9: 'Lo único que nos guía'

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Capítulo 9: 'Lo único que nos guía'

Harry: -hay que seguir con el viaje.- murmuró intentando conseguir algo.

Olive: -¿quien nos obliga?- acaricié sus rulos y rocé con la palma de mi mano su torso.

Las lágrimas ya habían desaparecido del todo y en ese instante éramos solamente los dos en un auto a un lado de la oscura y fría carretera. Harry sonrió y besó mi cuello provocando un inhabitable cosquilleo en todo mi cuerpo. Comencé a desabrochar con delicadeza cada botón de su camisa mientras él me observaba expectante, saboreando cada movimiento. Uno, y otro, y otro más. De pronto su camisa se pudo abrir con facilidad, dejando al descubierto su pecho. Pasé mis manos por debajo de la prenda colgante, acariciando su tibia espalda. Sonreí para mi misma, y rocé con delicadeza mis uñas en su espalda provocándole un disimulado escalofrío. Su piel se erizó contigua a la mía y pude oír por lo más bajo de su pecho que un leve gemido quería salir. Sentir su piel era un paraíso, aquel donde todo se concentra en besos, sueños y brisas primaverales. Un sentimiento paradisíaco, igual o mejor que ver sus ojos por la mañana o exactamente en aquel especial momento.

Harry: -eres lo mejor que me ha pasado.- susurró contra mi piel.

Sus nudillos acariciaron mi mejilla para que luego su palma rozara con delicadeza mi rostro. Esto era lo máximo, esto era él.

Olive: -tú también.- admití en un murmuro y él, tomando mi rostro con sus manos, me besó.

Cerré inhabitablemente mis párpados y sentí como mis latidos se calmaban al sentir su calor, su cuerpo y esperanza. Rodeé mis brazos en su cuello e inhalé deseosa el olor de su piel mientras el beso se profundizaba cada vez más. De a poco, y con suma delicadeza, su lengua exploró sin miedo y con confianza la totalidad de mi boca. Su respiración danzaba con la mía dentro de nuestras gargantas, mientras nuestras manos se abrazaban con necesidad, con altísima adoración la una... De la otra. El cosquilleo aumentó de a poco entre nosotros, esa pequeña electricidad que sentíamos cuando nuestras pieles se rozaban creció con rapidez volviéndose más que una simple electricidad, más que un simple roce, y más que solo placer. Aumentó de tal forma que nuestros cuerpos se movían como si se conocieran desde el nacimiento. No era pasión, menos calentura. Nuestras pieles chocaban al son de una leve tonada lenta y exquisitamente amorosa, como si todos los sonidos giraran alrededor de nosotros.

Era entonces el amor lo único que nos guiaba, lo único que nos guió... Y lo único que nos guiaría siempre. Un único pensamiento, un único sentimiento, y una única pareja.

Harry: -te amo Olive.- sus susurros se vieron afectados por sus jadeos provocados por el placer, sin embargo, sus palabras me tocaron como si de una presentación nupcial se tratara.

Olive: -te amo Harry, oh te amo tanto.- sonreí y besé otra vez sus labios.

Era tan puro, tan divino y celestial algo tan sucio y común. ¿Porqué era celestial para mí? Amor. Negaría mil y una veces que caí redonda en las garras del amor, negaría eternidades que caí en el amor de la forma más insulsa y poco estable posible, negaría infinitas mentiras, pero no lo hago. No sé mentir, no sé negar la verdad, y no sé vivir el amor de otra forma que no sea esta.

Así le amo, y caí en el cielo desde que le ame.

Olive: -me tienes aquí.- susurré rozando mi leve y entrecortada respiración en su latiente pecho. -me tienes aquí y no me iré jamás.- rocé con mis labios la zona de su corazón. -jamás me iré de aquí.- repetí, me deshice de su camisa, y ataqué con deseo su paradisiaca boca. Ese dulce veneno aparecía por debajo de su traviesa y curiosa lengua.

Harry: -no quiero que te vayas de allí.- expresó refiriéndose a su pecho, especificando, su corazón.

Olive: -¿por qué?- pregunté en un murmuro rozando sus labios con los míos. Una sonrisa se expandió en su rostro, y me mordió un labio para luego besarme con absoluta posesión.

Los ángeles, no son criminales. [Trilogía]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora