Capítulo 22: 'Su epílogo' Parte 1

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Capítulo 22: 'Su epílogo' Parte 1

Se derramaba, por la ladera, una fría brisa cubierta de pequeñas gotas de rocío. El aire era fresco, para nada denso. La luna se ocultaba, el cielo aclaraba.

A mi lado iba Danielle, escabulléndose entre la hierba de las afueras al igual que yo. Se me formó un nudo en el estomago mientras observaba mi aliento volverse vapor en mis narices y perderse entre el agua en el aire. El silencio solo podía ser roto por los grillos.

Danielle: -esperemos aquí la señal.- me susurró y asentí.

Al lado de la entrada a la cabaña de Will, había un pequeño cerro cubierto de vegetación. Danielle y yo nos recostamos de vientre sobre la hierba del cerro para que nuestros cuerpos no se vieran, y así, ver bien la entrada al sector. Aparté con mis manos el pasto que me impedía ver y observé nerviosa como el guardia caminaba de un lado a otro, fumando despreocupado.

Oí un pequeño chistar a mi lado. Miré a Danielle y esta me señaló una pequeña luz que tintineaba entre la hierba al otro lado de la entrada.

Olive: -¿la señal?- le susurré y me asintió.

Louis y Niall se habían deshecho de los vigías... O no había vigías.

Respiré profundo y me sentí como cuando tenía 6 o 7 años y me tocaba salir al escenario a bailar ballet. Nerviosa, no todo dependía de mí en ese minuto, pero llegó un momento en que las demás niñas se fueron y me tocaba bailar sola. Adueñarme del escenario. Solo yo, haciendo lo que en verdad era buena.

Todo dependía de mí, y era mi turno de brillar.

Me deslicé por la tierra, en silencio, sin siquiera despertar a los grillos. Mis pies descalzos sintieron el frío que el agua causaba en la tierra, mis manos se aferraron de las hojas de las plantas, pero no hice ningún ruido. Toqué el suelo de la entrada lejos del guardia y me moví rápidamente hacia una pared oculta entre la sombra de un árbol.

Danielle me hizo señas raras desde lo alto y le afirme con más señas raras. Hecho aquello ella bajó del cerro, pero no por detrás de la entrada, sino, por frente al guardia. Causando bastante ruido, haciendo crepitar las hojas con su caída.

La carnada.

Guardia: -¡alto ahí!- apuntó su arma a Danielle en la hierba y luego la alumbró con su linterna.

Me acerqué con cuidado y lentamente a la espalda del guardia, en silencio, con la oscuridad como aliada.

Guardia: -si no fueras tan torpe, sabrías que subiendo a un cerro inevitablemente...- la alumbró mas de cerca y el hombre silenció.

Guardia: -¿Danielle?

Desvainé mi navaja.

Danielle: -¿Peet?

Alcé mi arma para apuñalar al guardia y Dani me miró con pánico.

Danielle: -¡Olive no! ¡No!

Chillé del pánico y solté la navaja.

Olive: -¡demonios! ¡Danielle!

Los ángeles, no son criminales. [Trilogía]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora