Capítulo 2: 'La noche de bodas'

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Capítulo 2: 'La noche de bodas'

El camino se hacía cada vez más corto, cada vez las luces naturales en el cielo se iban opacando al transcurrir los segundos, los minutos.

Harry detuvo el auto frente a una parte apartada del río. Me sonrió y mi rostro, inmediatamente, logró sonrojarse. Mis manos temblaban de pronto, ¿desde cuándo me sentía como una adolescente virgen a punto de perder su inocencia? Yo ya había tenido sexo con Harry, ya habíamos hecho el amor... ¿Porqué estaba entonces tan nerviosa?

Harry: -¿estás nerviosa?- preguntó sin mirarme, concentrado en sus manos.

Olive: -eso creo, supongo.- murmuré bajito, como esperando no despertar a las hormigas.

Harry carraspeó y fijó sus ojos en los míos. El carmesí cubrió mis mejillas. ¿Que sucedía? ¿Que era aquello?

Harry: -¿porqué?- susurró y no pude quitar mi vista de sus labios, aquellos que se iban acercando con cada segundo.

Olive: -no lo sé.

Harry: -estás tan nerviosa como la primera vez que estuve en tu cuerpo, y estás aún más nerviosa que la primera vez que te tuve en cuerpo y alma.- mi garganta se secó de pronto, mi voz amenazaba con fallar en cualquier momento.

Olive: -creo... Me siento virgen, Harry. Me siento inocente por alguna razón.- dije evitando su vista, es que no podía mirarle y admitirle algo así.

¡¿Donde estaba mi demonio?! ¡¿Quién robó la lujuria y la perversidad?!

Harry: -yo igual, pero no lo quería confesar.- murmuró.

Alcé mi rostro y me encontré con Harry mirándome fijamente. Tomó mis manos entre las suyas y ambos sonreímos al vernos así; solos, tal vez felices, pero muy enamorados.

Suspiré y me quité el cinturón de seguridad para pasar al asiento de él, me miró cubriendo con sus manos mi cintura, y con sus ojos mi sonrisa. Y le besé.

Un solo beso. Uno solo y el silencio lo cubrió todo. Uno.

La sonrisa de Harry desapareció de pronto, los segundos pasaban tan rápido y a nosotros parecía no importarnos. El tiempo se detuvo, la noche se paralizó, el aire dejó de ser una necesidad, y el suelo dejó de temblar bajo nosotros. Mis huesos se sentían adormecidos ante las caricias de aquel tímido cuerpo que tenía delante mío. Éramos dos vírgenes de pronto, sin saber que tocar, sin saber como sería y a la vez saber que se sentiría. Era tan extraño, tan inusual, sentirse virgen luego de tener sexo.
Era tan poco común, pero era tan hermoso, único en su plenitud.

No era sexo, no era un proceso biológico... Era otra cosa. Y sí, así lo sentía. Alma con alma, roce con roce. Dedos con dedos, y labios con labios. Tan extraño, tan bello. No era sexo, era mucho más.

Caí en su pecho, caí ante aquel cúmulo de extraordinarias sensaciones sensoriales. Me sentía completa, me sentía bien. Su sonrisa podía delatar mucho, la mía lo delataba todo.

Acaricié el rostro de Harry iluminado por la luz de la luna entrando por los empañados vidrios del auto y cerró sus ojos al sentir mis dedos.

El viento golpeteó el auto y sus brazos no dudaron en atrapar mi cuerpo.

Harry: -jamás me cansaré de decirte que te amo.- besó mi mejilla y sonreí. -te amo.

Una risilla se coló por mis labios y lo vi sonreír con el cabello despeinado.

Olive: -eres perfecto.

Levanté la mirada y un destello de sus ojos me cautivó. Verdoso y profundo, brillante y oscuro, penetrante, suave y conciso. Un verdadero ángel.

Los ángeles, no son criminales. [Trilogía]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora