Capitulo 22: 'La nota'

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Capítulo 22: 'La nota'

Harry caminaba desesperado de un lado a otro. Era muy tarde, y Olive llevaba más de 1 hora dentro de la sala del hospital. Caminó más rápido, y más nervioso. Sus lágrimas caían de sus mejillas con toda la naturalidad del mundo.

Zayn: -tranquilo, todo estará bien.

Harry: -no se puede morir, yo la amo... Nunca le dije que la amaba, tengo que decírselo.- Harry sabía que nunca se lo había dicho porque no estaba seguro, pero en ese minuto, cuando veía que podía perderla de verdad... Sus sentimientos salieron a flote. Él no la quería, la amaba.

Liam: -va a estar bien.- pero en el fondo, Liam sabía que era casi imposible que lo estuviera. Era triste, pero era la realidad.

Harry se volvió a acercar al mesón de urgencias. Desesperado, a punto de morirse él también.

Harry: -llevamos una hora esperando a la chica, ¿cómo está? ¿Le sucedió algo?- su voz se cortaba, su alma sollozaba.

Era entonces triste la realidad.

Señorita: -el médico no me ha dicho nada, pero solo es fiebre...

Harry: -¡tenía 42 grados! ¡Casi 43!

Señorita: -por favor cálmese.

Harry estalló en llanto. Presionó sus manos y tiró de su cabello para sentir algún dolor distinto al torturante dolor de alma. La sala de urgencias se encontraba totalmente vacía, a excepción de Harry, la enfermera y los chicos. Ni siquiera se escuchaban los intentos del médico para lograr que Olive reaccionara. Aquello... Preocupaba a Harry.

¿Y si el médico no la esta atendiendo? ¿Y si ya no había nada que hacer?

Harry volteó a ver a Louis e intentó que la mirada de su amigo lo calmara, pero... Jamás se podría calmar a un alma angustiada con otra alma angustiada.

Señorita: -se..señor.- pausó un segundo. -ella estará bien, no se preocupe. Pero le recomiendo que Ore por ella.

Harry: -¿O...Orar?- bufó irónico.

La enfermera del mesón lo miró con mala cara. No era el momento para ironías ni arrogancias.

Harry: -si orar sirviera de algo, ella no estaría aquí desde un principio. Y yo no estaría acompañándola.

Señorita: -entonces le debe eso a Dios.

Harry calló. ¿El le debía algo?

Harry: -¿cómo dijo?

Señorita: -usted ahora la está acompañando aquí. Agradezca que está con ella y no sin ella.

Las palabras de la enfermera del mesón le cayeron como balde de agua fría. El ceño fruncido de ambos desapareció para mirarse con lástima.

Harry: -no tengo Fe.

Señorita: -nadie nace con ella.

Harry: -¿y si no tengo nada que me haga creer?

Señorita: -¿la ama?

Las manos de Harry comenzaron a temblar.

Harry: -con mi vida.

Señorita: -crea en eso.

Y sin que el ruloso se lo creyera, agradeció a la benevolencia de la dama que le dio su opinión y se fue a sentar junto a su grupo. Fue con carencia de respuestas, y ahora volvía con exceso de preguntas.

¿Y si era cierto?

Harry nunca había rezado, pero esto trataba de Olive, y él le prometio algo. Él... Haría todo lo posible para que a ella no le tocarán ni un solo pelo.

Los ángeles, no son criminales. [Trilogía]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora