Capítulo 13: 'Verdadero demonio'

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Capítulo 13: 'Verdadero demonio'

El cuerpo de Carlos cayó al suelo, sangrando, tosiendo y respirando con dificultad. Mientras alzaba lentamente mis manos, sus ojos se perdieron, su respiración calló y su alma lo abandonó.

Muerto.

PDI: -¡suelte el arma!

Los ojos de Carlos murieron viéndome, aún estaban enfocados en mis ojos. Un muerto, un cadáver baleado por un arma en mis manos.

PDI: -¡que suelte el arma!

Solté mi arma e, ignorando al cadáver, alcé el rostro para ver a quienes me gritaban. Una patrulla de policía me apuntaba con sus armas, iluminando mi cuerpo con las luces del auto.

Oficial: -Martínez, procederé a esposar al sujeto.- habló por el radio en su pantalón. -sí. Identificado y confirmado. Olive Kate Black.

El otro oficial de la PDI, me tomó con fuerza y me apoyó en la muralla. No podía decir nada, estaba muerta. Buscaba algún escape, pero no.
No había escape, no había salvación. Perdería todo. Mi esposo, mi familia. Mis estudios ni siquiera habían comenzado.

Me esposó contra la muralla y oí como otro auto llegaba. Podía haber jurado que era otra patrulla, por la cantidad de autos que llegaron luego. Pero... No se escuchaba ninguna sirena, o no se veía por el reflejo de la muralla luces azules y blancas (propias de la PDI).

Oficial: -despejen la zona, porfavor.

Volteé a ver lo que sucedía y, honestamente, yo misma me hubiese metido a la patrulla para protegerme.
Un tipo, con una mascara criminal, se bajó de uno de los 4 autos y apuntó al policía que me tenía contra la muralla. Sin pensarlo, el oficial con el radio, cerca del auto y lejos de mí, apuntó a aquel tío, pero un disparo en su cabeza lo hizo soltar el arma. Y caer, sangrando, muerto al suelo.

Criminal: -a las tres, quiero que tú mismo la metas a mi auto, maricon de mierda.- activó su arma dirigiéndose al oficial que me tenía contra la muralla.

Olive: -no...- comencé a desesperarme al ver como abrían el maletero de uno de los autos.

Vi como otros dos tipos, todos con la cara tapada, salían de sus autos. Rodearon al oficial, y sin advertir mas, le dispararon en la nuca.

Salpicada en sangre, y con el vomito en mi boca, quise huir de ahí. Correr lo más rápido posible. Pero un saco fue puesto en mi cabeza y, sujetada de brazos y pies, me metieron al maletero de uno de sus autos.

Olive: -¡no! ¡No!- me movía desesperadamente. -¡suéltenme! ¡No!

No otra vez. El aire me faltaba, las manos me temblaban y lloraba desesperada intentando salir. Cerraron el maletero.

Olive: -¡¡sáquenme de aquí!!- grité con todas mis fuerzas. -¡por favor!

Encendieron el auto y este pasó por sobre algo duro. Aquel sonido, traumante, de mil huesos rompiéndose se quedó en mi memoria. No era un bache, no era una piedra. El auto pasó por encima de Carlos y el Oficial.

Aplastando ambos cadáveres, salpicando todo en roja sangre.

Olive: -¡sáquenme! ¡¡Saquenme!!

Las sirenas de policía se hicieron presentes segundos luego, aumentando la velocidad del auto y estrujando cada nervio. El auto viajaba a una velocidad casi inimaginable, tal vez 180, tal vez 200. Se oían los disparos, pero no sabía quién disparaba a quien. Mientras lloraba e intentaba quitarme las esposas en mis muñecas, las sirenas y los disparos se perdieron entre las calles y el auto siguió su recorrido solo. Habían burlado a las patrullas, y jamás me había sentido tan deprimida al decir aquella frase. Sollozando, el auto simplemente iba a velocidad normal. No lograba respirar bien con el saco en mi cabeza, tomando en cuenta el apestoso olor a sangre que aquel poseía. Sangre tiesa, impregnada y putrefacta en la tela.

Los ángeles, no son criminales. [Trilogía]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora