capitulo 76

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•••Ilenko. 


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Las astillas de madera vuelan con el impacto del hacha que atraviesa el tronco. Tres años y me sigo preguntando cuándo desaparecerá el ardor que me quema los órganos internos, la grieta que deja escapar todo el odio, la rabia y el rencor que llevo dentro. 

Perdí a Vladímir perdí a la mujer que quiero a mi lado, a la única que me hizo volver a sentir y perdí a mis hijos, perdí todo lo que me importaba. Sostengo con más fuerza el hacha recordando las veces que toque su cuerpo, las veces que olí el dulce olor de su piel teniéndola en mis brazos, haciéndola mía.

Sus ojos violeta, esos ojos que tanto hechizan e hipnotizan me tienen encadenado, no puedo borrar el recuerdo de sus palabras llenas de odio esa tarde en dónde mostró su inteligencia al poner cámaras en esa maldita cabaña a la que nunca debí ir con esa cria.

Me dejé llevar la menor de las James me cegó le di lo que quería con sus insistentes miradas y buscando mi atención que no sopese lo que estaba haciendo en ese momento mis entrañas arden al saber que lilith vio lo que estaba haciendo mi odio crece y la furia florece en mi ser al saber que debe odiarme

No solo por qué le mentí, sino también por qué me vio en esa situación con su hermana menor en que estaba pensando? Tenía todo y lo dejé ir por nada por una cría que no es ni la mitad de que es lilith noches tras noche me torturó a mi mismo pensando que hice?

Los gusanos en mi cuerpo no me comen, no me debilitan porque mi lado malvado los absorbe y me deja aún más podrido que antes. Mis fosas nasales tienen sed de sangre, instintivamente anhelo el sabor de la venganza, y es mejor esperar, cuanto más tiempo, más confiado estará el enemigo.

El hacha recae tres veces más y no solo corto leña, ejército la muñeca que maniobrará el cuchillo y práctico la cortada certera que es capaz de separar miembros de un solo tajazo. Repito la acción siete veces más y recojo los troncos que junto al lado de uno de los hornos industriales. 

Arrojo uno por uno avivando las llamas que funden el metal que se convertirá en armamento. Los hornos arden y tomo los restos del Petrov que me trajeron mis hombres.

-Koldum -se lo lanzo al león que se pone en pie atrapándolo con la boca.

Ya no es un cachorro, ahora me llega más arriba de la cintura, tiene una espesa melena albina y garras capaces de levantar la piel de cualquier espalda. 

He creado ametralladoras, rifles, pistolas, bombas, misiles y cañones, al igual que balas y explosivos con el único fin de volver a surtir a los míos.  Todo tiene la marca de la Bratva como así también esas líneas en forma de cruz que trazo en la punta de cada proyectil para que desgarre por dentro destrozándole los órganos y es que esta vez el regreso quedará en la historia y en la memoria de todos. 

Desde que abrí los ojos por primera vez me inculcaron lo que sería, de dónde venía y lo que iba a dirigir. Crecí entre la sangre, entre peleas y disputas.

Me formé entre perversiones, estando cara a cara con la barbarie, portando el gen sádico, desalmado y depravado de los Romanov. Siempre hemos sido los malos, los tramposos, los ladrones y la mafia que solo es fiel a si misma y eso nos tiene como nos tiene.  Nos están cazando, quieren someternos, pero se les olvida que el amo soy yo y no ellos.

El armamento se está moviendo a las cavernas escondidas de Sodom y es poco lo falta para alcanzar la cifra que hace falta.  Me mantengo lejos porque al volver sé que no haré más que masacrar, de regreso no haré más que recordar lo que ya no tengo y una vez fuera de aquí le daré inicio a lo planeado y es hacer que todos se lamenten por el regreso de llenko Romanov. 

Ahora no somos más que una pandilla entre simples mafias, somos ladrones que buscan la manera de subsistir y la piedra en el zapato que se niega a rendirle pleitesía a la pirámide. 

Gemelas JamesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora