Al fin te encontré...

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••• Lilith

• Japón, Osaka

Me encuentro caminando por las calles iluminadas por las de luces que reflejan los negocios, miles de hombres con trajes paseándose, millonarios hombres de negocios importantes con un gran patrimonio en sus manos y la mayoría de ellos son asquerosos pedófilos cómo me doy cuenta? Sus miradas en mi cuerpo me lo demuestran mientras se lamen sus arqueros labios repasándome de arriba a abajo.

En mi rostro llevo una enorme sonrisa, fui elegida para este trabajo por ser la mejor en afrontar todo tipo de situaciones traumáticas, ya que no me afectan como a la mayoría de las chicas en la base no tengo remordimientos, no tengo la sensibilidad no siento, pero actuó a la perfección simulando miradas de amor y sonrisas cagadas de alegrías que son falsas.

Algunos transeúntes me miran con lástima por mi uniforme el cual consta de una falda tableada no tan corta y el top dejando al aire mi torso mostrando mi panza plana y marcada, pero sin perder el aura aniñada de color rosa con la intención de atrapar a mi presa la cual será trabajo fácil, ya que no despega sus ojos de los míos.

Sigo caminando de un lado a otro pensando en mi objetivo, dieron la orden de darle de baja esta misma noche sin importar cuál sea la situación por vender planos de armas al enemigo no es que me importe mucho lo que hizo con tal de matar, soy la primera en postularme es por qué eso que me envían como ejecutora disfruto hacerlo y no me acuesto con imágenes que torturan mi mente.

Sonrió aún más cuando lo veo venir hacia mi y simuló mirar la vitrina la cual muestra un hermoso vestido color negro cuando haces tu trabajo tan bien como yo no hace falta esforzarte tanto solo basta investigar sus más sucios secretos y caen como abejas en el panal solo me basto hackear sus cuentas para darme cuenta sus gustos culposos por las niñas que fácilmente podrían ser sus hijas.

Miles de fotos de niñas de mi edad han sidos abusadas por el lo que hace mi trabajo, mucho más sabroso y exquisito por qué disfruto matar a escorias cómo estás.

- Hola - saludo lamiendo la paleta saboreando el dulce y su vista recae en mi boca la cual lamo.

- Parece que estás perdida - habla acercándose y dejo que me huela riéndome de forma inocente, es lo que les gusta a estos enfermos corromper a una niña y hacerles la vida una pesadilla.

- Si iba a una fiesta- bajo mis manos mostrando el atuendo- pero me perdí, soy nueva aquí y..

Saco la pequeña hoja con la dirección a la que debo ir aburrida al saber que ahora mismo será tan imbécil de ofrecerme a llevarme, hombres deben ser tan fáciles.

Ojea la dirección y sonríe maliciosamente, lo miro aparentando no darme cuenta de su mirada llena de malicia y morbo, sonrió inocentemente en tanto sigo lamiendo la paleta mirando a varios lados.

- Es que no llevo plata para el bus la perdí en el camino - dejo cae mis brazos - soy tan tonta, a veces mamá dice eso creo que tiene razón. Estoy perdida y sola.

Larga una risita observándome encantado de mi estupidez claramente le divierte ver qué tan fácil será llevarme con el su mano, acaricia mi rostro y lo dejo sonriéndole pensando en como lo mataré y disfrute de sus gritos.

- Tranquila, se dónde es, no es tan lejos, puedo llevarte si lo prefieres - se da vuelta mostrándome su elegante auto color negro junto a dos hombres que esperan en la puerta.

- Oh, no lo sé- niego- no quiero incomodarlo señor - lo miro fijamente viendo como cambia su mirada al llamarlo así

- No es una molestia, pequeño ángel - toma mi mano fijándose en la gran diferencia, la mía es pequeña a comparación de la de el que es enorme, seguramente las imágenes morbosas deben cruzar por su mente.

Gemelas JamesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora