-que te consienta y te lleve la contraria-

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Deja que entre en tu vida.
Aunque no quieras abrirle la puerta a nadie
porque todavía hay una llave en la cerradura
que se ha dejado el último al salir,
y tú estás demasiado ocupada desatascándola.
Deja que entre en tu vida,
que te desconcentre del pasado y te obligue a volver al presente,
que te deje cicatrices de mordiscos
y no de besos no dados;
y que te cante una canción a suspiros,
a gemidos,
al oído, bajo las sábanas, en cualquier sitio.
Que te tenga calada,
y que el fuego en sus labios
sea el guía entre el humo que se ha creado entre vosotros.
Deja que te consienta y que te lleve la contraria,
que te traiga flores cuando menos te lo esperes
e historias que contar cuando lo necesites.
El contacto visual,
de cuerpo a cuerpo,
de miradas que besan
y besos que matan.
Pero lo más importante
es que no se irá.
Directamente romperá la cerradura ,
para que, en compensación de lo que ha tardado en llegar,
no recuerdes con amargura los que se han convertido en historias arrugadas.
Así que déjale entrar
-aunque no llame a la puerta-,
porque llegará con tanta fuerza
que merecerá la pena quedarse a verlo.

b a s o r e x i aDonde viven las historias. Descúbrelo ahora