No tienes ni idea de cómo pesa.
Pesa el no poder aguantar ni un día sin caer.
Pesa la inseguridad, que es más yo que yo.
Me pesan las cifras,
que una vez más salen del calendario,
vuelan hasta la báscula
y repiten el camino
una
y otra
y otra
y otra vez,
y ya no sé si me estoy moviendo
o volviéndome loca.
Pero sobre todo, me pesas tú.
Bueno, más bien la falta de ti,
pues sé que cuando me lances un pensamiento
estaré tan ocupada guardándolo en un verso
para mandártelo
y así
jugar
a un tú y yo,
que el calendario y la báscula huirán
porque ya nadie les hace caso.Y respecto a lo de caer,
bueno,
ya es demasiado tarde para coger un paracaídas,
y aunque no halla colchón para frenar la caída,
merece la pena arriesgar
por si allí abajo me esperan unos brazos.(AUNQUE NO ME IMPORTARÍA
QUE SUBIESES A SALVARME
CON UN
ESTÚPIDO
BESO)