Deberías estar aquí, deberías haber cruzado la puerta con esa sonrisa de "cariño ya he llegado" y hubiese sido como si un millón de estrellas se acabasen de alinear; y estaría tan feliz.
Estoy sentada con un ojo en la puerta esperando a que entres, pero el tiempo pasa y la gente me pregunta mientras me acuerdo de cuando me prometiste que vendrías. Me dijiste que vendrías.
Y todo iba a cámara lenta mientras esperaba con mi vestido de fiesta y los labios pintados de rojo, sin nadie a quién impresionar.
Todos se reían y se lo pasaban bien mientras yo vagaba por la habitación; había algo que faltaba, y en ese momento lo supe.
Las horas pasaban y lo único que me apetecía era estar sola, pero tus mejores amigos siempre parecen saber cuando algo va realmente mal, por lo que me siguieron escaleras abajo. Y allí en el baño intento no derrumbarme fingiendo miles de sonrisas y diciendo esperanzada: "dijo que estaría aquí".
¿Y qué puedes decir si empiezas a llorar desconsoladamente delante de todos los que conoces?
¿Y qué haces cuando la persona que más te importa es la única que no aparece?
Me llamaste después y me dijiste: "lo siento, no pude ir" y yo te dije: "yo también lo siento". Y ese fue el momento en el que lo supe.