Hoy llueve y la he visto con la mirada perdida en la ventana;
mira que la tengo dicho que la tristeza se cuenta
| no hay que dejar que te cuente |
Ha pasado la mano por mil libros
y sin embargo se ha cortado siempre con el mismo.
La he visto decir que está bien
y cómo en un seguido silencio se le caía la tristeza en forma de sonrisa.
Y por los ojos.
También he visto cómo la han mirado la boca y no las manos,
que temblaban porque necesitaban su cigarro y un poco de papel para arañar.
Pero ella ha seguido preguntando por los demás y callando mis gritos
(que le decían que no hacía tanto frío como para tener el corazón tan escondido).
-Mándame un latido cuando merezca la pena salir del precipicio -me dijo
y acto seguido se puso los cascos y a Bon Jovi a todo trapo para no tener que oírme.
Cada vez que me acerco a su oído
para convencerla de que puede pedir ayuda,
me susurra un poco más bajito
que no necesita que estén pendiente de ella,
que lo puede soportar sola,
que no le hace falta nadie,
que es feliz.
Lo que no me ha dicho
es que es una mentirosa.
