rompe su cuadro
en vez de intentar restaurarlo.
no pintes su sonrisa,
deja que ella pinte la tuya.
atraviesa el cristal de sus ojos
que te llaman a bañarte
en el mar salado
que empapa su mirada.
no tengas miedo a ahogarte,
ella será tu salvavidas;
ya está acostumbrada
a quedarse sin aire en las costillas.
puedes llegar a sentir miedo,
puedes llegar a sentirte perdido,
pero no temas, ella también ha llorado
por no encontrar luz en el camino.
lee en su boca
lo que la tinta una vez grabó,
lo que más la aterra,
las olas del mar que rompen en su garganta,
que no la dejan ni gritar de dolor.
deja que las sombras de sus manos
pinten tus pesadillas con color
y que su rastro negro compita con tus dedos
a ver quién le gana en pulso al dolor.