#wonder

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Me tambaleé y unos brazos fuertes me sujetaron. Me giré esperando encontrarme otro de mis muchos ligues de esa noche; mi nuevo cuerpo había causado más furor del que había imaginado, pero el esfuerzo de la dieta y el ejercicio durante el verano, habían dado sus frutos.

Sin embargo, cuando me topé con una mirada oscura, me dio un vuelco el corazón. Era él.

Millones de recuerdos atacaron mi mente a trompicones; besos, caricias, abrazos, discusiones, lágrimas, risas...y nuestro último día.

-¿Podemos hablar un momento? -antes de que pudiese reaccionar, había asentido y le seguía hasta un rincón apartado de la fiesta. Noté mis movimientos torpes y cansinos, en respuesta a las copas que me había tomado.

-¿Qué tal estás? -su pregunta me pilló absolutamente desprevenida.

-Eh...¿bien? -no pensaba con claridad, y los miembros del cuerpo cada vez me pesaban más.

-¿Tu verano?

Esta conversación era cada vez más extraña.

-Oye...mira...tengo que decirte qu...

Cansada, resoplé, y le miré a los ojos.

Como si se hubiese encendido una luz en él, sus ojos chispearon y bajaron directamente hasta mis labios.

Me paré por primera vez a observarle. Estaba guapo. Muy guapo. Se había cortado el pelo, y lo llevaba al natural. Había adelgazado y los músculos de sus brazos estaban más definidos, y podía apostarme todos mis ahorros a que su espalda seguía siendo igual o incluso más irresistible que cuando estábamos juntos.

Alguien borracho pasó por nuestro lado, y me empujó haciendo que cayese hacia él, y volcando todo mi cubata por los suelos.

Él se rio, y la ira empezó a hervir por mi sangre, según empezaba a recordar todo por lo que me había hecho pasar... hasta que me percaté del calor que desprendía su mano, apoyada en la parte baja de mi espalda.

-Eres un desastre. Tan despistada como siempre.

-¿Quién eres tú para decirme eso? -la ira rebosó otra vez. Me había olvidado de lo agotada que me dejaba hablar con él, y de lo cabreada que siempre me ponía.

-Cálmate, nena.

-No me llames nena. -me miró fijamente.

-Nena...

-¿¡Qué coño quieres?! ¿¡Qué se supone que estás haciendo aquí?! ¡Déjame en paz de una vez! ¡Esta relación es tóxica, ya me lo dijiste muchas veces! ¡Y no me vengas con que "solo amigos" porque te conozco, y veo en los ojos que quieres algo más! ¿Y sabes lo que te digo? ¡Que te van a dar por el culo! -y mientras despotricaba contra él, me apretó hacia él haciendo que yo elevara la cabeza y nuestros labios se encontraran de forma violenta y salvaje. A mi sentido común se le olvidó reaccionar, y yo me dejé llevar por ese beso. Abrí la boca para dejar que su lengua entrara en contacto con la mía, juguetonas, mientras su mano subía por mi muslo y acariciaba la parte interna, acercándose peligrosamente un poco más arriba. Gemí contra sus labios y los deslicé por su mandíbula hasta su cuello, mientras le daba besos aquí y allá. Él enterró su cara en mi pelo y su mano terminó de subir por mi muslo. Mi corazón estaba a cien, y me contenía por no seguir gimiendo.

-Me estás volviendo loco.

Buscó de nuevo mis labios, y mientras me besaba, me elevó en el aire y le abracé el tronco con las piernas, de manera que él tuvo más acceso a mi culo y a mi sexo. Me agarró las nalgas con fuerza y sonrió contra mi boca.

-Como has cambiado, nena -dijo casi sin aliento-. Depilada y con tanga. Tendré que verlo.

Y cuando él se dio la vuelta, me puso contra la pared, me elevó más y enterró su cabeza bajo mi falda, mi estupor desapareció.

Le agarré del pelo en medio del placer, y cuando él levantó la cabeza, sonriente, le di una bofetada. Durante su momento de confusión, conseguí zafarme de su abrazo.

No quedaba ni rastro de mi ebriedad de hacía pocos segundos.

-Nena...

-No empieces.

Millones de sentimientos se arremolinaban ante mí, desde la furia, hasta la confusión y el asco hacia él y hacia mi misma.

-Venga, cari... -alargó el brazo hacia mí, pero lo aparté de un manotazo.

-No soy tu cari, ni tu nena, ni nada que tenga que ver contigo.

-Eso contradice los gemidos contra mi cuello hace unos minutos.

Aún resollando, apreté los puños.

-No sabes lo que me está costando no darte un puñetazo ahora mismo.

-Venga, cielo, cálmate. Te echo de menos. Quiero que vuelvas a mi vida.

-¡QUE NO ME LLAMES CIELO, JODER! ¡¿Además, no estabas con otra?! ¿¡Qué clase de mierda de novio eres?!

-Sí, pero a ella no la quiero.

-Oh, claro -respondí, exasperada- ¡PUES SI TODOS ESOS TWEETS Y TU NICKNAME Y TUS ESTADOS Y TODO SIGNIFICA QUE "no la quieres" POR QUÉ COJONES TENDRÍA QUE  CREERME QUE LO QUE SIENTES POR MÍ ES REAL?!

-¡Porque lo es!

Los dos respiramos entrecortadamente.

Con la voz más calmada, volví a hablar.

-Te conozco, y sé que su hubiera vuelto más gorda, ni te hubieras acercado a mí. Así que ahora no me vengas con esas porque lo que te gusta es que ahora esté "buena".

-Nena...

-¡Cállate! Sabes que tengo razón. Y estoy harta de tus putos juegos, ¡estoy harta! Y he decidio retirarme. Pensé que tenías un buen corazón...

-Y lo tengo.

-Las personas de buen corazón no reconocen que lo son. Así que vete con tu mierda a otra parte, pero a mí déjame en paz. ¿No tuviste demasiado con tres meses, que has tenido que hacerme la vida imposible durante ocho meses más? Deberías de haberte quedado, o haberte ido, ¡pero no puedes ir y venir y dejar mi mundo patas arriba cuando a ti te venga en gana! Y no, no me mires con esa cara de cordero degollado, porque hace tiempo que fue demasiado tarde. Así que vete con una de esas guarras que han estado con todo un mismo grupo de amigos, a ver si alguna aguanta tu bipolaridad y tu mal humor y todas tus rarezas, porque yo ya las aguanté, y podría haberlo hecho si no hubiese sido porque eres un cabrón que no supo apreciarme, que no miraba por mí, no se preocupaba por mí y solo o

pensaba en follar. Y cuando te dije que no estaba preparada, ¡pum!, me diste la patada.

《Y yo necesito a alguien que aprecie mi forma de amar alocadamente y ofreciéndolo todo. Y necesito que esa persona haga lo mismo. No puedo estar con alguien que no me ofrece nada. Y tú, ¡no me ofrecías nada! ¡Y no pienso cometer ese estúpido error más veces! Así que, por favor, si no te importa, -pasé por su lado- me gustaría seguir con mi vida. Sin ti. Y si alguna vez el que fue mi mejor amigo, no con el que salí, sino el que era un mes antes de ese inevitable desastre, vuelve, llámame. Sino, no quiero saber nada de ti.

Y bajo su atenta mirada y la de todos los que se había reunido a nuestro alrededor a ver la escenita que habíamos montado, caminé decidida hasta los cuartos de baño.

Y hasta que no estuve dentro de un baño, sentada en la tapa de la taza acariciándome las rodillas, no me permití llorar.

b a s o r e x i aDonde viven las historias. Descúbrelo ahora