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El tiempo en la oficina fue corto pero Faina lo percibió largo

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El tiempo en la oficina fue corto pero Faina lo percibió largo.

Pues su deseo solo era volver a casa pronto.

La directora le dio unas halagadoras felicitaciones respecto a su excelente desenvolvimiento en la prueba que la llevó a obtener el tercer lugar.

Deo estuvo en lo cierto, a pesar de ello, que lo supiera no era lo más extraño.

Su maestra aplaudió, se encontraba muy orgullosa por la genio que tenía de alumna y además tuvo la dicha de haberla orientado. Podría interpretarse que se tomaba cierto mérito de aquel reconocimiento.

Faina agradeció, sus palabras fueron las adecuadas para enorgullecer a ambas presentes y que ignoraran que no fueron sinceras desde el corazón.

Para ella ese reconocimiento no era más que un papel que destacaba su «talento» , del cual no le producía nada. Esa hojita no era más importante que su familia.

Una pérdida de tiempo era para ella estar en esa habitación recibiendo halagos cuando no es nada extraordinario lo que hace. «¿Por qué el alboroto?» se preguntaba.

En gran parte, se sentía culpable por el empeño y felicidad que demostraba su maestra para celebrarle su rendimiento pero lo veía innecesario, lo agradeció de igual manera aunque solo cumplió con lo que le pidieron; concursar y estar en el podio.

Estaba lista para salir cuando le ofrecieron la cereza del pastel.

—Bueno, Faina, esta no es toda la sorpresa —expresó excesivamente contenta la maestra.

Esperó que alguna de las dos hablara y eso hizo la directora.

—¿Una beca para estudiar aquí? —repitió ella.

La directora asintió.

La respuesta fluyó incluso antes de pensarlo; ella no pertenecía al mundo de los adinerados, ella no tenía las metas que los estudiantes de allí, no tenía un lenguaje profesional, solo era experta en matemáticas y sus recursos no se comparaban a los de la institución.

Podía tener una beca, pero al final de cuentas el llegar allí costaba transporte, requería de un uniforme impecable siempre, buenos zapatos y no faltar nunca. Ella estaba cómoda con la escuela que cursaba, no había necesidad de preocupaciones estúpidas.

Rechazó la oferta y regresó a casa con un reconocimiento que botó en la basura.

Rechazó la oferta y regresó a casa con un reconocimiento que botó en la basura

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Días nubladosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora