—El trabajar aquí me apuñaló por el estómago y por la espalda, me dio una patada y me arrojó al suelo.
—¿Por qué? —pregunté con la voz pendiendo de un hilo, intentando recomponerme de tanta abrumadora intensidad de información.
—Abandoné la escuela para dedicarme de llenó a trabajar por mi familia. Mi abuela se lastimó y yo ya no debía permitir que siguiera trabajando, así que me hice cargo. Tampoco podía abandonar a Rayco, mi hermano. Él necesitaba su futuro prometedor y yo le fallé.
—¿En qué fallaste? ¿Cómo puedes fallar cuando has dado todo hasta quedar vacía?
—Cuando me presenté en la entrevista, mentí sobre mi nombre porque el hombre a cargo no me dio buena espina. Estaba sorprendida con el pago, así que no podía rechazar la oferta de empleo si ya me habían dado el puesto. Por conectar historias con nombres, llegaron a mi familia y se llevaron a mi hermano, cuando nos quedamos solos.
—¿Y tus padres?
—No pude recuperar a Rayco porque se lo llevaron a un centro de menores, en el que me investigaron y al darse cuenta de que trabaja aquí, un lugar metido hasta el fondo en temas ilegales, me negaron su custodia.
—¿Hace cuanto tiempo no lo ves?
—Dos años, hace dos años nos separaron —responde por fin a una de mis preguntas o fue solo pura coincidencia que tanto la pregunta como su continuación serían coordinadas.
¿Qué se le dice a la persona que te cuenta su historia de vida? Los ánimos no sirven de nada.
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Días nublados
Short StoryHay momentos en la vida que nunca entenderemos por qué nos ocurren, como: ¿por qué perdí mi suéter favorito? ¿por qué se cayó mi comida al suelo? ¿por qué el semáforo tardó tanto en cambiar? ¿por qué el chofer del autobús no me esperó si estaba apre...