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Intentaba ocultar su sonrisa de felicidad, le era inevitable no sentirse emocionada de reencontrarse con Deo

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Intentaba ocultar su sonrisa de felicidad, le era inevitable no sentirse emocionada de reencontrarse con Deo. Se preguntaba cuál era la razón por la que esa alegría nunca disminuía, en realidad siempre escalaba en incremento, como si nunca fuese a tener fin. Era «una sensación placentera compartir el tiempo con él» pensaba seguido.

Lo divisó a través del cristal de los ventanales, Deo también la notó de inmediato. Alzó su mano a la altura de su hombro y la saludó, Faina dejó de reprimir su sonrisa y la mostró. Apenas iba a estirar su mano para abrir la puerta cuando esta se abrió por el caballero que esperaba con poca paciencia su preciada presencia.

—Gracias... —dijo con sus mejillas acaloradas.

—Nada que agradecer, señorita bella.

Faina hizo girar sus pupilas, divertida de aquel llamado a su persona y la entonación utilizada.

Las luces estaban apagadas y solo una canción de la radio en volumen bajo se escuchaba en la tienda.

—¿Qué clase de recomendación desea el día de hoy?

—Me he intoxicado demasiado del romance de época y del orgullo de dos enamorados —dijo recorriendo una vez más los pasillos de la librería.

—¿Qué puede desintoxicarla? —dijo Deo siguiendo sus pasos y su juego.

—Me gustaría algo que vaya muy relacionado con la amistad —pidió—, pero que también incluya fantasía, magia...

—¡Creo que tengo la recomendación perfecta! —a Faina le dolían las mejillas, su sonrisa no había descansado ni un segundo—. Si es tan amable de seguirme, por favor, puedo llevarla hasta la sección especial que hay para esos libros.

Su ceño se hundió ligeramente.

—Siento que ese libro te gusta mucho —comentó a sus espaldas.

Deo carraspeo su garganta a propósito.

—Toda la saga, para ser más exacto —se hizo a un lado, dejando ver a Faina el lugar que le había mencionado.

Lo había visto de lejos y sin mucha atención, de cerca era fantástico, se impresionó mucho. Eran unas repisas flotantes, en ellas apenas cabía un libro y un objeto, en uno había un búho, en otro una escoba, lo que parecía un duende y en otro un gigante.

—Hay demasiados libros, ¿de verdad está compuesta por tantos?

—No, no te asustes —dijo acercándose al estante y alcanzó dos tomos—. Estos dos son el mismo libro... pero son ediciones diferentes, ¿ves que tienen el mismo título, pero portadas diferentes? el interior puede variar en cuanto algunas palabras por la traducción de cada traductor —explicó—. Por allá hay ediciones en inglés —señaló un estante donde todos los libros estaban acomodados para los clientes.

Faina suspiró aliviada. Se imaginó cuánto gastaría comprando cada uno, al menos hasta completar la saga de una misma edición, no dudaba de que la recomendación le agradaría.

Días nubladosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora