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Esa misma noche, Deo estaba bajo la ducha

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Esa misma noche, Deo estaba bajo la ducha. Era pasada la una de la mañana.

Desde hace unas horas ya debía estar descansando, citó al equipo a las siete de la mañana.

Siendo el capitán de un equipo de deporte no podía ser un mal ejemplo para sus jugadores. ¿Qué pensarían ellos si lo miraban llegar ojeroso, desconcentrado y sin energía?

Bajó a la cocina, el hambre últimamente se apoderaba de él en las noches de insomnio.

Se preparó una ensalada de frutas y comió siendo acompañado por el silencio que reinaba en casa.

Desde que solo son tres personas las que dormían bajo ese techo, todo se había vuelto tan callado, como si fuera una casa inhabitada.

Todo había cambiado, le costaba adaptarse a pesar de la década pasada de por medio. Se sentía en una realidad alterna en la que nada encajaba.

Su apetito fue saciado a mitad de la cena, revolvió la comida con la cuchara, asqueado. Se debatió en arrojarlo a la basura, sin embargo, la culpa de desperdiciar comida y saber que una gran población de personas no pudieron pillar al menos un pan, lo ató a la silla hasta comerse todo.

Limpio su paladar con un vaso de agua, quedando a tope.

Si sus padres hubieran visto que estaba en la cocina a las dos de la madrugada, comiendo tan tranquilo en la barra, habría recibido un severo castigo. La cual resultaba ser su pasatiempo favorito.

Seco con cuidado los utensilios y los colocó en sus respectivos lugares, dejando libre de rastros de su presencia. Desde que todo era tan difícil, tuvo que aprender ciertas tácticas, ser silencioso, escurridizo en la oscuridad.

Subiendo las escaleras, se detuvo a observar un cuadro que había decidido ignorar por mucho tiempo. Estando allí delante podía observarse a sí mismo, eran tan parecidos. Pero no transmitían la misma calidez, era quizá la sonrisa que adornaba la fotografía de su hermana, sus rizos dorados o quizá la diferencia de edad.

En contraste, la expresión del mayor era serena pero sus facciones estaban ligeramente decaídas, como si además de la falta de sueño, los años se reflejarán en él.

Deo ya no era un niño.

Si su hermana siguiera viva, ¿serían todavía tan similares físicamente y tan unidos como de pequeños? se preguntó.

Esperaba que la respuesta fuera «sí». Tantos años creciendo bajo su recuerdo, deseaba que no fueran en vano.

 Tantos años creciendo bajo su recuerdo, deseaba que no fueran en vano

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Tenía una hermanita )):

Días nubladosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora