2.06

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Fui directo al lavamanos y lavé un par de veces mi cara, entre más agua me echaba, más parecía que había estado llorando

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Fui directo al lavamanos y lavé un par de veces mi cara, entre más agua me echaba, más parecía que había estado llorando. Unos cuantos desconocidos me miraron con rareza.

Antes de salir, me observé con mayor detenimiento frente al espejo. Parecía algo cansado, estaba sudando a cántaros y mis ojos estaban un poco rojos. Bien, al menos no me miraba taaaan mal. Parecía que simplemente disfrutaba del lugar.

Mientras cruzaba la puerta, busqué un chicle dentro de la bolsita que tenía la camiseta. Tenía una maña de siempre traer conmigo algunos dulces.

Fresa... estaba ya derretido, seguramente llevaba mucho tiempo ahí guardado.

—¿Un dulce? ¿Para qué necesitas uno?

Mi corazón se aceleró y di un brinco involuntario por el susto. La chica desconocida estaba allí detrás de mí. Lamí mis labios y mire en otra dirección, aparente calma, encogí los hombros con simpleza y dije:

—Me gusta.

Ella asintió, pero no se veía satisfecha e intuí que no se trataba del dulce.

—Te fuiste sin decirme lo que realmente querías y ahora te quedas callado intentando descifrar qué sucede conmigo, pero no te atreves a preguntarmelo.

Fruncí el ceño y por ese gesto, la cabeza empezó a dolerme otra vez. Abrí la boca, ofendido, quería decirle tantas cosas.

Pero no dije nada.

—Dilo —exigió y eso me enfurecio más.

¿Por donde empezar?

—No sé ni tu nombre y estás hablándome como si me conocieras y no entiendo a qué te refieres —solté sin entender siquiera a mi mismo.

Sonrió como si fuera todo lo que anhelaba. Aquello solo aumentó mi enojo y la rodee para irme.

—Agni, ¿a donde vas? Ese fue el primer paso y lo hiciste excelente.

—¿Qué hice qué? —le pregunté dispuesto a escuchar una respuesta por una vez en la noche. Una sincera.

—Para decir lo que piensas, para hacer valer tus opiniones. Para darte un poquito de valor —la mire sin entender ni un pepino— . Ven, vamos. Ya me enfade de estar aquí.

 Ya me enfade de estar aquí

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Días nubladosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora