Salgo mucho más temprano de casa que lo habitual ya que no quiero toparme a mi madre. Sé que no debo pagar rabias y frustraciones, pero me siento herida, y por ahora no quiero decir nada que la lastime, por ello prefiero estar alejada.
Llego a la clínica mucho más temprano e ingreso a la oficina con mi termo y mi desayuno exprés que compré de camino. Me ubico en mi escritorio y me hundo en la silla mientras engullo el sándwich de jamón con queso y tocinetas. Me siento de la patada, y aún más al ignorar las llamadas de las chicas que no paran de dejarme audios y mensajes. Es ridículo pensar que ninguna sabia, ya que siento su insistencia como la culpa reflejándose.
Suspiro al ver la hora de comenzar a laborar acercándose. Limpio mi área de las migajas de comida que dejé, y voy al tocador para limpiar el pañito que uso para desinfectar y dejar todas las superficies limpias y con buen olor. Termino de limpiar y me ubico por fin en mi escritorio. Comienzo con el resumen de la investigación que la Dr. Helena me pidió, cuando el teléfono de la oficina suena.
—Buenos días Estefy, ¿cómo amaneces?
—Muy buenos días Dra. —responde con una risa dulce que me reconforta—. Muy bien, espero que usted igual. La llamo porque acá está una jovencita pidiendo hablar con usted.
Me quedo extrañada y frunzo mi entrecejo.
— ¿Es una paciente o...?
—Me dice que se llama Yuli Contreras, que es su prima y pide hablar urgentemente con usted.
Cierro mis ojos con fuerza y exhalo con furia. Es el colmo. Si ven que no quiero hablarles, deberían dejarme mi tiempo para que la molestia se me pasé. No sé qué tan hiriente puedo ser, pero por ahora no quiero descubrirlo.
—Dile que estoy muy ocupada y que hoy no la puedo atender, que se retire.
—Como usted diga, Dra.
Cuelgo y me recuesto en mi asiento mientras aprieto el puente de mi nariz. Esto me está matando, y mayormente es por no saber nada, pero estoy ahora muy molesta para escucharlas...
Mi teléfono cimbra y veo que es una llamada entrante de mi prima, quien debe estar botando humo por los oídos. Ignoro la llamada silenciando el teléfono mientras me reincorporo en mi asiento y enciendo el ordenador. Me intento concentrar para realizar el resumen, pero el teléfono de mi oficina vuelve a sonar. Bufo con molestia y contesto.
—Dime Estefy.
—Disculpe que la moleste de nuevo Dra, pero la joven insiste en hablar con usted. Dice que es muy urgente y que no se moverá de aquí hasta que la reciba.
Niego en frustración ya que lo veía venir. Yuli es igual o peor de obstinada que yo, y es obvio que se quedará esperando.
— ¿Qué hago, Dra?
—Déjela ingresar, por favor, Estefy.
—Como usted diga.
Cuelgo y me frustro aún más. Sacudo mi cabeza por la desesperación y rabia que me invade. Respiro profundo en lo que veo acercarse una sombra por el umbral bajo de la puerta. Tocan y doy la voz de ingreso.
Frente a mí, se encuentra mi prima, Yuli, quien cierra la puerta tras ella y avanza. Me observa mientras yo la detallo.
— ¿Puedo sentarme? —Inquiere mi prima con seriedad.
— ¿Por qué estás aquí? —Me planto cruzándome de piernas.
Gira sus ojos en fastidio y a grandes zancadas llega hasta el escritorio, y con sus palmas, choca la mesa con crudeza.
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Tu Amarga Esencia [Saga Esencia] [Libro •2]
RomanceDaiana Cárdenas es ahora una psicóloga certificada. Se ha graduado con honores de la universidad y ha encontrado trabajo en una prestigiosa clínica experimental. Su vida, a un año de la separación rotunda y forzada con Fabián Aristiguieta, se ha vue...