Frohe Weihnachten.

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5 de la mañana del 24 de diciembre y ando furica.

Mis vecinos no dejaron de colocar música navideña por casi toda la noche. Ya cuando por fin dejó de escucharse los villancicos y cerré los ojos, me despierto con música electrónica en medio de un alboroto.

No estoy muy segura que es lo que hacen, pero imagino que el escandalo es para tener intimidad, ya que no han parado de mover cosas, hasta la cama.

Ya me cansé de golpear la pared. Luego del segundo intento devolvían el mismo golpe con más fuerza y me frustraba.

Me levanto y a lo lejos se escucha una Diana, la cual anuncia el día festivo. Antes, me emocionaba tanto al escucharla, que me levantaba a limpiar toda la casa para hacer todos los preparativos y recibir la Noche Buena, pero hoy solo quiero estar en cama por todo el día.

Llego a la cocina buscando las galletas con chispas de chocolate que compré por cantidad, ya que mis ganas de picotear cualquier cosa no se detienen ni por la madrugada, así que saco las galletas y busco leche.

Me voy con un enorme edredón a la sala para encender a tv y tratar de amortiguar aquellas canciones de The Zephelin, Nirvana e Imagines Dragons.

En cuestión de segundos, me quedo dormida.

. . .

Me levanto de golpe al escuchar el timbre sonar y comienzo a ubicarme en tiempo y espacio, ya que no reconozco nada a mí alrededor.

Diviso la tv plasma encendida y detallo el pasillo que da a al recibidor.

Es mi departamento.

Estoy en mi departamento. Durmiendo en el sofá luego de que me desvelara por…

¡Agh!

Me pongo en pie con cuidado sacudiendo los restos de galletas que quedaron encima. Camino por la superficie de cerámica con mis pantuflas y envuelta en mi edredón de peluche, mega grueso. Llego a la mirilla de la puerta y no veo a nadie, pero hay algo sobresaliendo en el suelo y abro la puerta sin quitarle el seguro.

Me sorprendo al encontrar una canastilla con un Ponche de Crema de café y galletas navideñas adornada con un hermoso moño y una tarjeta que dice ¨ ¡Feliz Navidad, Vecina! ¨.

Todo está envuelto en papel de regalo trasparente. Saco el seguro y levanto la canastilla sintiéndola pesada. Miro en todas direcciones notando solo la puerta de mis vecinos y podría apostar que fueron ellos.

Intentaran disculparse por el escándalo de la madrugada, será.

Entro con la canastilla y la ubico en el mesón. La destapo encontrándome con una torta negra, paneton, galletas en forma de arbolitos y muñecos de nieve, junto con el Ponche que viene cerrado con el cinto de seguridad.

Solo por el Ponche voy a dejar pasar el escándalo.

Lo destapo con deleite y sirvo un vaso enorme. Me empino el primer trago, y el sabor me transporta a mi niñez. A mi pueblito, donde nos servían ponche a todos los niños y era la única bebida alcohólica que podíamos probar. Eso nos hacía brincar de alegría y ponernos tan hiperactivos que nos mantenía despierto hasta hacerse la 12 de la medianoche del 25 de diciembre y recibir los regalos.

Busco el paneton y como sintiendo el sabor de las almendras y nuez junto con las frutillas.

Esto es la gloria.

Pruebo las galletas y los sabores de jengibre explotan en el paladar haciéndome emocionar casi hasta las lágrimas. Esto son los dulces tradicionales de mi hogar, y me deja llorando por un rato.

Tu Amarga Esencia [Saga Esencia] [Libro •2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora