Tu Amarga Esencia [Saga Esencia] [Libro •2]

¿Quién pudo ser?

¡¡¡Holaaaaaaa!!! ¿Cómo los trata la vida? Espero que bien.

Hoy ocurrió un pequeño inconveniente con este cap.

No debía publicarlo hoy, sino el domingo, pero mientras lo editaba en mi trabajo, me distraje y en vez de guardar en borrador, lo subí sin querer.

Al percatarme de eso, ya había una lectora leyendo. A esa lectora le pido disculpas.

Este capítulo va dedicado a ninadanielaquintanal. Gracias por tus comentarios, por entender el error, y por tus votos. Besos 😘😘😘

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Es el día martes, y me encuentro con la noticia de que Gálvez rescindió del proyecto y abandona las sesiones sin ningún motivo.

Me encuentro en mi oficina leyendo su carta de disculpa, adjuntando un tema de viaje fuera del país que se extenderá por un tiempo indeterminado y que por ello no quiere retrasar nuestro proyecto.

¿Retrasar?

Suspiro en resignación colocando la hoja en el expediente de Eugenio Gálvez mientras froto mi cabeza recostándome al respaldar de la silla.

Las imágenes de lo que ocurrió ayer por la noche llegan a mi mente y me desconcierto.

No sabré lo que ocurrió luego de que nos fuimos, pero es casi seguro que debió pasar algo muy desagradable, la cosa es que no sé si es desagradable para mí o para Valentina.

La puerta de mi oficina es abierta estrepitosamente dejándome ver a Adrián, quien está acostumbrado a entrar sin tocar.

En sus manos lleva bolsas con un sinnúmero de dulces y chocolates, junto con dos cappuccino de caramelo y una bolsa de Croissants calientes.

¿Por qué se me hace que Victoria tiene la mano metida en esto?

Cierra la puerta tras de él y se ubica en la silla frente al escritorio. Su cara no está inflamada y ya su labio luce mucho mejor.

— ¿Desayunamos primero y luego nos atiborramos de chocolates? O ¿Nos atiborramos de chocolates y luego desayunamos? —Extiende las bolsas frente a mí con emoción.

Niego enderezándome, en lo que mis manos viajan al expediente.

—Gálvez abandonó el proyecto —confieso con muy mala cara.

A Adrián se le descuadra el semblante mientras deposita las bolsas en el escritorio.

— ¿Ya es confirmado?

—Míralo por ti mismo —extiendo el expediente que solo pocos podemos ver.

Adrián comienza a leerlo en voz alta mientras me comienza a doler la cabeza. Termina de hacerlo y lo coloca de nuevo en su carpeta.

— ¿Qué opinas? —Indaga mi amigo detallándome.

—Que sea lo que sea que estén planeando, ya lo van a ejecutar.

Mi amigo se recuesta en el respaldar y suspira.

—No sé tú, pero esto me comienza a dar mucho temor —confiesa con su rostro envuelto en preocupación mientras saca un Croissant—. Si están planeando algo, creo que alguno de nosotros estaremos involucrados, ya que el plan es joder el proyecto con nosotros.

—Lo sé, pero ya es tarde para devolvernos. Debemos seguir y descubrir el, por qué de hacerlo.

—Y quien lo está impulsando.