Desepcion.

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1ero de enero por la madrugada / Casa de Daiana.

Fabián.

La veo ingresar al R8 con molestia. Enciende el motor y se encamina dentro del garaje de la casa de su madre.

En verdad no puedo con ella.

Está terca que mantengo a Valentina porque tengo algún tipo de afecto o gusto por ella. Lo que no ve es qué estoy dándoles un buen trago de su propio veneno. Helena se atrevió a meterse con ella y conmigo, y les dejaré ver que fue el peor error de sus vidas. Tampoco puedo involucrarla en lo que estoy haciendo. Daiana tiene un corazón bondadoso y esto no lo va a entender nunca. Su manera es que: ellos deben pagar de la forma convencional lo que nos hicieron. Mi manera es más: Ojo por Ojo. Diente por Diente, y caiga el quede tenga que caer.

En lo que mete el deportivo, Curro abre la puerta de la casa y sale en carrera a mis brazos gritando como loco.

— ¡Feliz Año Nuevo, Fabián!

Lo cojo por los aires envolviéndolo en mi pecho con un grato abrazo.

—Feliz Año Nuevo para ti también, Curru —lo deposito en el suelo encarándolo. Coloco mis manos en sus hombros apretándolo con sutileza—. Estaré apartado por unos días, te encargo que cuides a Daia mientras no estoy, como siempre lo has hecho en este tiempo, ¿vale?

— ¡Vale! Yo la cuido —sonríe con emoción.

Noto que Daniela, la madre de Daiana, se asoma por la puerta saludándome con efusión en lo que se envuelve en su chaqueta.

—Feliz Año Nuevo, Fabián. Te iría a saludar pero ando mala del pecho. Y te invitaría a pasar, pero Daiana entró rebuznado toda clase de barbaridad, así que, imagino que anda molesta contigo.

Dejo escapar una carcajada en lo que me enderezo.

Daiana es demasiado expresiva y su rostro nunca puede ocultar sus emociones, pero el que sea grosera es nuevo, y lo ha comenzado a ser por mi culpa.

—Feliz Año Nuevo también para usted, Sra. Daniela, y no se preocupe, yo entiendo —le deposito un beso en la frente a Curru y le sacudo el cabello, desordenándolo por completo—. Ve a casa.

Lo palmeo en la espalda y Andrés corre a los brazos de su madre. Extiendo mi mano en despedida ganándome un saludo de ambos, los cuales se meten a la casa.

Me acomodo el casco. Subo a la moto y enciendo el motor encaminándome fuera de las residencias de la familia Cárdenas.

Conduzco por unos minutos llegando al sitio donde tengo escondida a Valentina.

Estaciono la Ducati sacudiéndome ya que me empapé.

Entro primero a la casa quitándome la chaqueta y el casco. Miro en todas direcciones notando todo a oscuras.

Avanzo saliendo de la propiedad dirigiéndome al potrero. Llego, encontrándome la puerta abierta y a Javier saliendo de éste. Lo detallo y él hace lo mismo.

—Ya terminé. Está en la habitación durmiendo —me informa cerrando la puerta—. Está muy receptiva preguntando constantemente por ti.

Me giro caminando de vuelta a la casa.

—Ese es el fin de esto, por ahora.

— ¿Qué harás cuando esto termine? Debes saber que será difícil de superarlo…

—Le estoy dando de su propia medicina, además, para como la vas a dejar, dudo mucho que quede cuerda. Haré que la encierren en un manicomio antes de que comience a estorbarme.

Tu Amarga Esencia [Saga Esencia] [Libro •2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora