Holaaaaaa. Les recomiendo leer este cap con esta canción de fondo. Espero les guste.
. . .
Es sábado.
¡Por fin!
Sentí eterna la semana que pasó.
Estoy en casa de Yuli y mi cara es un poema por la noticia que recibo.
—Eres un caso —froto el rostro con mis manos—. Solo a ti se te ocurre hacer esto y salir embarazada luego.
—Deja de burlarte —se ríe en vergüenza—, no sabía que estaba embarazada al momento de reservar.
— ¿Y por qué no cancelaste?
—Porqué lo olvidé.
—Y después la despistada, caída de la mata y olvidadiza soy yo —me defiendo ya que es mi momento.
—Bueno, ya no se puede hacer nada —culmina extendiendo los pases en la mesa—. Debemos ir hoy o perderé el dinero.
Niego mientras observo a Julio, que a su vez detalla a su desorbitada damisela, la cual se ríe de su propia desgracia.
—Llama a Andrea, Victoria, Sergio y Franco —me ordena Yuli, colocándose de pie con su tazón de frutas—. Yo voy a vestirme.
Saco mi móvil buscando el contacto de Andrea mientras veo cómo se burla Julio.
. . .
Vamos en el carro de Julio con Sergio tras nosotros en la Navigator blanca, rumbo al campo de paintball, ya que Yuli reservó desde hace 1 mes, y si no jugamos, se pierde el dinero y la reserva, y no nos podemos dar el lujo. No tanto por el dinero, sino por el juego.
Jugamos paintball desde hace mucho. Lo inicié yo al momento de empezar mi relación con Sam, luego incluí a Yuli –la cual lo amó desde su primer partido– y con el tiempo, se volvió una rutina de casi todos los fines de semana. Desde hace más de seis meses, comenzamos a jugar con; Andrea, Sergio, Victoria y Franco, y uno que otro que decidía entrar en nuestro equipo, lo cual ocurría muy poco ya que no juego con novatos ni con principiantes. Me saca de quicio.
Llegamos al Campo Traviesa de Paintball, el cual es tan famoso que debemos reservar con tiempo. Es algo que no nos molesta ya que entendemos lo frecuentado del sitio.
El lugar es un terreno extenso de bosque con un edificio en el costado que vigila el terreno y sirve para el control de los jugadores e invitados. Luego del edificio de dos plantas, se cruza al terreno de juego, el cual está adaptado para la competencia, y que semanalmente lo cambian para no repetir estrategias ni aburrir a los jugadores.
Llegamos al estacionamiento e ingresamos al edificio donde nos colocaremos los cascos de fibra de vidrio junto con los chalecos, monos gruesos, guantes, rodilleras y gorros de protección para el cabello.
Al estar en el recibidor es cuando nos afligimos. Yuli había reservado para jugar los siete que siempre jugamos, pero por su estado de gestación, es un riesgo que juegue, ya que debe correr y tumbarse con fuerza al piso para esquivar los balines de pintura, por ello; ni Andrea, ni ella, participaran en el torneo, así que debemos buscar a dos personas más.
Al hablar con el administrador, nos permite jugar seis, así que nos faltaría uno más. Me quedo tumbada en el sofá observando a la cantidad de niñas tontas que no saben sostener la marcadora (rifle) ni donde está el tapón de cañón para que no se disparen, o disparen a alguien más por accidente fuera del campo. Luego, veo ingresar a los chicos cargados de adrenalina y superioridad que empiezan comiéndose el mundo, y al final del juego, son los más lastimados por los balines.
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Tu Amarga Esencia [Saga Esencia] [Libro •2]
RomanceDaiana Cárdenas es ahora una psicóloga certificada. Se ha graduado con honores de la universidad y ha encontrado trabajo en una prestigiosa clínica experimental. Su vida, a un año de la separación rotunda y forzada con Fabián Aristiguieta, se ha vue...