Gisel Alexandra.

304 28 19
                                    

Estoy siendo llevada entre los brazos de alguien a algún lado…

Pierdo la conciencia. Creo que el sueño es lo que me gana, ya que cierro los ojos y me encuentro en otra habitación. Soy depositada con mucho cuidado a las sabanas de cedas limpia, donde quiero acurrucarme, pero no me lo permiten…

Vuelvo a caer en trance.

Abro los ojos, y observo mi cuerpo envuelto en un gran albornoz de piel de durazno. Intento enrollarme, pero mis caderas son aferradas por dos gruesas manos. Soy halada al cuerpo cálido y robusto de alguien. Mi espalda choca con su torso desnudo, y soy envuelta por esos fibrosos brazos, los cuales se convierten en almohadas para mí, ya que me aferro a uno de ellos y me acurruco, pero no me lo permiten, ya que busca la manera de abrazarme…

Estoy boca abajo y mi paz se ve frustrada con el brazo de alguien tanteando el colchón en busca de algo. Me remuevo un poco para alejarme, pero encuentra lo que busca… sostiene una parte del albornoz y me lleva con él. Estoy siendo envuelta entre brazos y piernas por una figura enorme, la cual me mantiene de espalda pegada a su torso y me enrolla con su cuerpo como una constrictor. Ya no puedo zafarme, así que solo vuelvo a dormir en suspiros de resignación…

Abro con pesadez los ojos sintiéndome ahogada. Mi cara está envuelta en sudor y mi asfixia me gana un poco el sueño. Aparto el rostro de aquello que me tiene sofocada, y me fijo que es poco lo que puedo alejarme, ya que estoy siendo aprisionada por ambos brazos al pecho desnudo de alguien.

No estoy del todo consciente, solo quiero apartarme lo más que pueda y acurrucarme lejos. No concibo dormir con alguien. Me he acostumbrado a dormir sola, y el que me atosiguen así, solo me fastidia. Coloco ambas manos en su pecho haciendo contrapeso para aflojar su apretujado agarre.

Lo voy consiguiendo y me voy separando gradualmente al punto de…

Una de las gruesas manos viaja a mi nuca y la retrae a su pecho de nuevo, haciendo que mi cabeza y rostro choquen de nuevo con aquel torso desnudo, suave y duro a la vez. Quiero removerme, pero encuentro que es más cómodo así y me acurruco de nuevo pero en su pecho, y vuelvo a dormir…

. . .

Me encuentro abarcando todo el colchón abierta de brazos y piernas sintiéndome dueña de toda la cama. Comienzo a estirarme la sentir que los rayos del sol calientan mi piel, y el sonido de una alarma me hace respingar…

Abro los ojos de la impresión y descubro que esta no es mi habitación…

Mi cerebro está reiniciando en estos momentos y yo solo mantengo mis ojos abiertos de par en par observando mi entorno. En cuestión de cinco segundos, llego al cien por ciento y todo llega a mi cabeza como dardos explosivos. Mis ojos se abren de la impresión al recordar todo el desastre que hicieron conmigo, más el hecho de que, creo, dormí toda la noche con él.

Me busco sentar, pero una fuerte punzada me recorre las caderas y mis nalgas.

¡Me duele para sentarme!

¨Si no duele, no lo hizo bien¨ recuerdo la frase de Victoria y me quejo.

Paseo mi cabeza por toda la cama y no lo veo.

¿A caso lo mandé al suelo?

Me reincorporo con cuidado notando el pequeño aparato que suena en una de las mesitas de noche al costado de la cama, y me giro para bajarme de la cama.

Miro en todas direcciones, hasta debajo de la cama y no lo veo.

¿Qué se hizo?

Estoy segura que pasamos la noche juntos, entonces, ¿Dónde está?

Tu Amarga Esencia [Saga Esencia] [Libro •2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora