Paciente #1.

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Me encuentro sentada en el comedor acomodando una férula en mi rodilla. Mamá está terminando de prepararme mi lonche y mi termo.

Me pongo en pie al tener todo listo y camino a darle un beso y abrazo.

—Gracias mami.

Mi madre me devuelve el beso aun estrecha en sus brazos.

—Recuerda no caminar mucho, y toma el medicamento a la hora.

Asiento con una sonrisa y me salgo de la cocina.

Andrea se ofreció para llevarme a la clínica, y por cómo se están dando las cosas con mi nuevo jefe, es mejor no hacer mucho esfuerzo y seguir las reglas.

Sergio llega junto con Andrea y escucho el claxon de la camioneta sonar. Salgo sin mucha prisa ya que voy a buena hora. Sergio se encuentra de pie con la puerta trasera abierta y yo lo saludo tranquilamente.

— ¿Cómo sigues? —Indaga mi amigo.

—Mucho mejor. Ya no me duele —confieso.

Él sonríe mientras extiende su mano y me ayuda a subir.

—Espero no le hagas mucho caso a las chicas —suelta Andrea con cara de molestia.

Recuerdo la conversación de ayer en el grupo y me echo a reír.

—Ya te dije que salí fue regañada al final.

—Pues tiene mucha razón —se cruza de brazos la pelirroja fastidiada—, no deberías ir a laboral en condición de reposo.

—No empieces tú —le recrimino ya acomodada y con Sergio dirigiéndose al frente—. Necesito trabajar hoy y ya el permiso me lo dio.

La escucho bufar. Sergio ingresa con una sonrisa radiante que se la contagia a ella. Ambos se dan un largo beso y yo giro los ojos.

—No coman delante de los pobres porque antojan.

Sergio suelta una carcajada aun con los labios pegados a los de su compañera. Andrea niega separándose y mirándome con burla. Suelta una risa boba.

— ¡Tonta! —Musita.

— ¿A que va tu insulto? —Me hago la ofendida.

Esta por responder cuando mi teléfono cimbra con una llamada por whatsapp. Al tomar el móvil me impresiono al ver que es Maximiliano. Sonrío y contesto.

— ¡Hola!

Ola bella ragazza. ¿Cómo estás?

—Pues... —miro mi rodilla derecha con una férula—... me caí hace unos días, pero estoy...

¡¿Qué?! —Lo escucho alterarse—. ¡¿Cómo que hace unos días?! ¿Por qué no me avisaste? ¿Fue mucho? ¿Dónde estás...?

— ¡Ey! Cálmate, Maxi. Solo fue una caída. No pasó nada más —me fijo como Andrea ladea su cuello en mi dirección y me mira de reojo—. No te avisé porque estabas ocupado con el tema de tu hermana y...

Sin importar qué, debiste avisarme. Yo debí estar ahí contigo. ¿Ya te chequearon?

— ¡Sí, claro! No salió nada, solo fue el golpe. Ahora estoy usando una férula y evitaré salir de la oficina...

¡¿Estas yendo a trabajar así?!

¡Carajo!

Choco la palma de la mano en la frente y niego.

—Sí, pero es porque yo...

Esto es inaudito. ¿Cómo vas a labora estando convaleciente? Se supone que debes tener un reposo, y la contratante se compromete a darte los días que exige el medico que te trató. Si eso no lo están cumpliendo, están faltando a las leyes del trabajador. Por ende son unos abusivos si pasan por encima de un reposo prescrito por un galeno. Aparte de que...

Tu Amarga Esencia [Saga Esencia] [Libro •2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora