Entrega especial.

279 21 10
                                    

Fabián y yo pasamos la noche juntos, y antes de que amaneciera, salió por la puerta principal sin mucho ruido para que Roger no se diera cuenta.

Aunque han pasado varias horas, sigo muy molesta.

¡¿Cómo carrizo se le ocurrió decirle semejante mentira a Fabián?!

¿Con qué derecho se otorga mi embarazo?

Esto es demasiado.

Cuando me desperté, no estaba. Un policía que se encuentra fuera de mi departamento me informó que había salido por motivos de trabajo, pero que regresaría pronto, y yo no estoy muy segura de poder verlo a la cara.

Pedí comida a domicilio y me encuentro en el sofá con comida china, cuando veo la puerta principal del departamento ser abierta.

Roger ingresa, divisándome en segundos y ya no sé cómo mirarlo, aparte de que ya maneja las llaves de mi departamento.

— ¿Cómo pasaste la noche? —Indaga y yo hago a un lado las bandejas con notoria molestia.

No sé cómo fingir que nada ha pasado.

—Ammm… bien, eso creo —vuelvo mi mirada a las bandejas evitando detallarlo a él—. ¿Es muy necesario que te quedes en mi departamento?

—Sí, lo es —afirma dejando su chaqueta en el perchero. Desvía sus pasos a mí y yo respiro hondo—. ¿Sabes a quien le pertenece la torre en la que estamos?

Boto el aire que mantenía retenido.

—Sí, lo sé —lo encaro ya molesta.

Frunce su entrecejo deteniéndose frente a mí.

— ¿Y cuándo pretendías decírmelo?

Suelto una carcajada poniéndome en pie sin dejarlo de mirar.

— ¿Por qué le dijiste a Fabián que el hijo que espero es tuyo? —Lo suelto sin pensarlo.

Su manzana de Adam sube y baja y su expresión es de confusión total.

— ¿Quién te dijo eso? —Musita.

—Solo responde.

—No. Dime quién te lo dijo. ¿Fue él? ¿Estuvo aquí? —Lo veo desesperarse—. Esta vez voy a…

— ¿Por qué le dijiste tal cosa? —Hablo tan calmada qué me sorprendo—. ¿Por qué?

Se frena encarándome.

—Él no te merece. Ni a ti, ni al bebé.

— ¡¿Y quién demonios eres tú para decir eso?! —Me altero sintiendo mis mejillas arder—. ¡¿Cómo pudiste hacerlo?!

— ¡No sé porque lo hice, solo sé que no quería que ese hombre siguiera en tu vida arruinándola!

— ¡Tú fuiste quien estuvo a punto de arruinarlo todo! ¡No tenías ningún derecho en decirle esa aberrante mentira a Fabián!

—Está bien. Admito que no debí hacerlo, pero por un momento ponte a pensar. ¿En realidad crees que eso lo hará cambiar? ¿Piensas que mágicamente, por un embarazo no planificado, él se curará y harán una vida perfecta y vivirán felices por siempre? Perdóname, pero que ilusa eres.

¿Ilusa?

— ¡Yo soy la psicóloga aquí, no tú! ¡Yo he manejado ese trastorno, y sé en lo que me estoy metiendo…!

—Entonces ¿estas dispuesta a aguantarle las infinidades de mujeres que van a pasar por tus narices y que deberán tener contacto físico con él, y llevarlas a todos lados junto con tú bebé para que tu "preciado" Fabián no entre en crisis? ¿Sin pensar en tu hijo? ¿Me estás diciendo que así será tu vida de ahora en adelante?

Tu Amarga Esencia [Saga Esencia] [Libro •2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora