25 de diciembre por la madrugada. Hace unas horas que llegamos al departamento y me vine corriendo a mi habitación.
Estoy recostada en mi cama intentando conciliar el sueño, pero ando ansiosa.
Sostengo entre mis manos el dije de "Mía" que Fabián me obsequió.
Dejé la puerta de mi habitación sin seguro, y Fabián duerme en el sofá, ya que nunca escuché que ingresara a la habitación contigua, y me desequilibra pensar claro.
Cada tanto miro la puerta, imaginando que entra y se acuesta junto a mí en lo que me llena de besos. Lógico que me hago la dura, pero no me dura mucho ya que me doblega, aunque la realidad es que no ocurre nada. No puedo dormir y tampoco quiero hacerlo.
Me levanto sentándome en la cama. Descubro por el reloj de la habitación que ya son las 3 de la madrugada y yo nada que puedo dormir por la ansiedad.
Estoy tentada a salir, solo para mirar lo que hace: si ya se quedó dormido o si aún sigue despierto. Juego con mis dedos debatiendo que hacer.
Desde hace rato que tengo sed…
Suspiro encontrando la solución.
Pero, ¿Por qué no entra él mismo?
Bueno, puede que se haya quedado dormido, aunque me parece raro, ya que su cara al momento de entrar al departamento era demasiado incitadora, por ello no hice ningún esfuerzo en quedarme frente a él. Salí corriendo a la habitación.
Me levanto con cautela caminando con sigilo hasta la puerta.
Abro despacio sintiendo una atmosfera tenebrosa y lúgubre que abraza toda el área.
Me detallo notando que voy con un albornoz grueso y bastante abrigado, así que, desato su amarre dejando entrever mi diminuta bata de dormir para verano.
Avanzo saliendo de la habitación caminando con tanta calma y cuidado por el pasillo que me siento como en una novela de misterio y suspenso. Llegó al final del pasillo divisando primero la cocina y el comedor. Vuelvo a dar un paso, cuando un leve jadeo me deja petrificada en un solo lado.
Agudizo mi oído intentado oír mejor, pero es casi inútil. Solo se escucha las ventanas de vidrio siendo castigadas por el viento invernal que azota la noche buena de un diciembre frio.
Avanzo el paso que me faltó, y comienzo a divisar la sala de a poco…
Otro jadeo con más fuerza se proyecta en el ambiente, poniéndome los vellos de punta.
Me pego en la pared llegando al final de ésta y asomo de a poco mi cabeza.
La imagen a continuación me desarma totalmente:
Fabián se encuentra semi recostado en el sofá más grande de la sala con su torso al desnudo dejando ver, por la luz de la noche nevada, una fina capa de sudor brillante en él. Su cabeza esta reclinada con vista al techo, mientras su espalda está ligeramente arqueada. Sus piernas, también al desnudo, se encuentran abiertas, con una apoyada en el suelo mientras la otra esta encima del sofá, dejándome la vista detallada de su miembro al descubierto, con el bóxer presionando sus bolas, siendo azotado por una de sus manos, mientras la otra está aferrada al respaldar del sofá.
Su mano se mueve con habilidad de lento a rápido en cuestión de segundos. Un leve quejido de placer se proyecta de su garganta hasta llegar a mis oídos, los cuales llevan las señales a mi entrepierna ya vuelta un caos, haciéndome tiritar.
¡Esto es demasiado!
¿Cómo le hago para no irme corriendo como una descarriada a su entrepierna y engullirme su miembro como una posesa?
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Tu Amarga Esencia [Saga Esencia] [Libro •2]
RomanceDaiana Cárdenas es ahora una psicóloga certificada. Se ha graduado con honores de la universidad y ha encontrado trabajo en una prestigiosa clínica experimental. Su vida, a un año de la separación rotunda y forzada con Fabián Aristiguieta, se ha vue...