¡¿He sido claro?!

268 26 16
                                    

Lunes por la mañana / Oficina de la empresa de bienes y raíces Aristiguieta.

Fabián.

Me encuentro sentado en mi escritorio frente al detective Valbuena, quien me mira perplejo con el sobre en mano con pruebas que me interesa saber.

— ¿Ya me tienes información de quien es el hombre de la Ducati? ¿O he malgastado mi dinero con sus servicios? —Indago con malicia.

El hombre traga grueso y extiende una de las carpetas al escritorio.

—Averígüelo por usted mismo, Sr —responde con un, tilde de temor en su tono.

Lo miro fijamente.

Está temeroso ya que no sostiene mi mirada.

Extiendo mi mano y tomo el sobre tamaño oficio. Extraigo las fotos y la primera imagen me hace extender una sonrisa de satisfacción total.

¡El maldito bastardo lo hizo!

Detallo las primeras dos fotografías y me detengo. Extiendo en la mesa las imágenes reclinándome en la silla cruzando los dedos. El hombre está atento a mi reacción ya que suda mucho detallándome.

—No entiendo nada —confiesa aturdido—. Creí que usted…

—No tiene que entender nada, detective. Lo único que debe hacer es investigar lo que yo diga y será bien recompensado —hablo con un tono muy calmo, a mi parecer.

—Entiendo. Imagino que necesita algún tipo de ayuda con eso, ¿cierto?

—No, en realidad ya suponía todo. No se preocupe, ya tengo bajo control la situación —mi satisfacción se hace notar con la medio sonrisa que dejo ver.

— ¡Estupendo! —Se emociona el hombre.

—Ahora, la siguiente información — cambio mi expresión a una más intranquila y fulminante.

El hombre asiente y extiende el otro sobre. Lo tomo con afán y destapo.

Extraigo una especie de expediente que me muestra una foto en grande junto con una hoja que me detalla algo que no estoy comprendiendo.

—Explícame —lo encaro con mi rostro en confusión.

—Usted me mandó a investigar sobre sus cartas perdidas, pues en la investigación, me topé con esto —se encoge de hombros mientras hace una fina línea con su boca—. Puede que no sea lo que usted me pidió, pero puede que le sirva de algo.

Lo veo con extrañez ya que no comprendo nada. Llevo mi mirada al expediente y comienzo a leer.

En cuestión de segundos, mi cerebro estalla y yo me vuelvo un puto colérico al comprender lo que leo.

¡Esta mierda siempre fue premeditada!

Detallo mejor la fotografía y me enfurezco más.

—Esto es más que suficiente —farfullo sin quitar mí vista del expediente ni de la fotografía—. Ha hecho un increíble trabajo, detective. He hecho una gran inversión con sus servicios —fulmino encarándolo. Su semblante sigue siendo muy temeroso y lo miro con extrañez—. ¿Ocurre algo?

—Temo que este será mi último trabajo para usted, Sr. Aristiguieta —se vuelve cabizbajo mientras entrelaza sus dedos—. Su paga ha sido bastante buena y generosa. Es el primer cliente que me recompensa mucho más de lo que es mi pago habitual, pero me he topado con algo muy turbio y ya siento que mi vida corre peligro.

El hombre me encara y noto aún más su miedo.

— ¿Qué es lo que pasa? —Me incorporo en la silla apoyando los codos en la mesa.

Tu Amarga Esencia [Saga Esencia] [Libro •2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora