Prueba de embarazo.

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Han transcurrido dos meses desde que me gradúe y mañana tengo una entrevista en una clínica psiquiátrica experimental. Obtuve una mención honorifica con laude al momento de graduarme y eso me ayudó a conseguir más oportunidades de trabajo.

El puesto, por ahora, es administrativo, pero es cuestión de tiempo para desenvolverme en mi área...

— ¡Augch! —Exclamo con dolor mientras mis piernas se colocan aún más rígidas.

—Estas muy tensa, Daiana —me informa la ginecóloga con el especulo entre mis piernas—. Tienes que relajarte.

Trago con dificultad en lo que aflojo las piernas tomando aire profundamente para relajarme.

Estoy en mi chequeo anual ginecológico y en verdad agradezco que sea cada año, es un martirio este aparato dentro de mí molestando y pellizcando. Siento una ligera presión en mi interior y tomo más aire reteniéndolo en mis pulmones mientras lo suelto con calma haciendo un ligero sonido de molestia.

—Ya estamos casi listas —informa la doctora y yo ya no me hallo en esta posición de piernas abiertas con una lámpara enorme entre mis piernas.

Cierro con fuerza mis parpados tratando de pensar en otra cosa. Unos ojos celestes profundos me invaden y el fastidio se intensifica haciéndome sacudir por la molestia.

—Inhala —ordena la doctora sacándome gratificantemente de ese pensamiento arrasador.

Obedezco llenando mis pulmones de aire. Extrae el especulo y siento como me relajo en segundos cuando expulso todo de los pulmones.

—Súbete y quédate un rato acostada mientras te calmas por completo.

Me impulso con las piernas mientras salgo de ese hueco en el que se encontraban mis nalgas. Bajo por completo la bata cerrando con dificultad las piernas. La doctora Puentes, se levanta, cogiendo las muestras que tomó con sumo cuidado en lo que me sonríe con tanta cordialidad que es como si nunca hubiera estado entre mis piernas hurgando todo en mi interior.

—Dame unos momentos, preciosa —onríe mientras se aleja y sale del consultorio.

¨Preciosa¨ por lo menos me trató lindo.

¡Ja! Estúpida.

Luego de un momento, me siento en la camilla un poco más tranquila. Bajo las piernas colocándolas en la banca. La doctora entra esparciéndose una crema en las manos con esa sonrisa brillante.

—Todo lo vi muy bien ahí dentro —sonríe todavía más extendiéndome su brazo.

Sonrío con incomodidad sosteniéndome de ella y bajando. Mi mano derecha recoge mi bata por la parte trasera para que no deje ver más de lo que ya me vieron.

—Vístete y sal para que hablemos un poco —demanda la doctora.

Camino con prisa al tocador. Tardo unos pocos minutos y salgo con las botas sin amarrar del todo. Tomo asiento frente a su escritorio tratando de ajustar los cordones.

—Como te dije, no vi nada fuera de lo normal. Tu secreción se ve de buen color y en la cantidad adecuada —la veo tomar nota en una libreta—. De igual, enviaré las muestras al laboratorio para descartar cualquier cosa. ¿Vale? —Asiento con bastante alivio. Me enderezo en la silla haciendo contacto visual—. Bien, ya es hora de retirar el implanol —vuelve a tomar nota en su libreta.

¿Qué?

— ¿Tan rápido? —Me encuentro confundida. La doctora se detiene y me observa con seriedad—. Pero si no llevo menos de...

—Ya cumpliste los 5 años el mes pasado, por ello te agendé la cita para estas fechas

Me quedo helada.

Tu Amarga Esencia [Saga Esencia] [Libro •2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora