La despedida.

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Cuando comencé con esta historia en el 2021, siempre lo hice pensando en dos personas que causaron un gran impacto en mí vida, las cuales partieron de mi lado tan rápido, que me dejaron marcada de por vida y con un vacio infinito.

Siempre he dicho que me considero resiliente, pero la perdida que estas dos personas, a muy temprana edad, me dejaron con una desolación increíble, que al sol de hoy no he podido superar.

. . .

Vuelvo a ese cielo azul claro que detona paz y calma en mi interior. Ese cielo es tan vibrante y brillante, pero a la vez calmo y sereno.

Vuelvo a escuchar risas de niños que me hacen querer enfocarlos, pero sigo sintiendo mi cuerpo pesado.

¿En serio no te vas a levantar?

Esa voz.

En segundos, me estoy sentando viendo por fin aquella pradera con Mariposas Monarcas en todas direcciones. Giro mi cuello y puedo divisar a dos niños corriendo en aquella pradera. Uno es una niña de cabellos rubios muy largos y lacio, el otro, es un niño igual de rubio que la acompaña en esa carrera persiguiendo a las mariposas.

Hermoso, ¿verdad?

Giro mi cuello a la otra dirección sorprendiéndome enormemente al ver a mi hermosa Victoria, la cual mantiene su mirada fija a los niños.

¡Vicky! —Me emociono, pero increíblemente solo siento felicidad—. Estoy tan contenta de verte. Creí que no volvería a hacerlo nunca más.

¿Contenta por qué? —Me encara mi amiga con esa sonrisa radiante—. Siempre he estado aquí, tontita. Acá me veras siempre.

Vuelve su vista a los niños y me siento tan calma y feliz, que solo puedo sonreír.

De verdad que me hiciste pegar un susto horrible —vuelvo a mirarla sintiendo que se intenta colar una pisca de dolor—. ¿Puedo abrazarte?

Vicky me detalla y vuelve a sonreír, haciendo que desaparezca todo.

No lo preguntes y solo hazlo, bobalicona.

Me abalanzo a ella y la rodeo en mis brazos sintiendo como me aprisiona en los suyos. Mi corazón late con tanta violencia en felicidad que siento un alivio increíble.

Sabía que no era ella. Sabía que estaba bien.

De todos los abrazos que he recibido, los tuyos eran los más tiernos —me dice y yo la aprisiono con más fuerza. La escucho quejarse en risas—, pero siempre terminas asfixiándome. Suéltame, loca.

Me separo en segundos detallándola y de verdad que la veo tan radiante que me da tanta felicidad.

Ya debes irte —me dice con un ápice de nostalgia en su tono.

¿Qué? ¿Por qué? Tú eres la que se debe venir conmigo. Tenemos que darles las buenas noticias a todos de que estas bien.

Baja su cabeza y niega con una risa que no me parece alegre.

No. Tú debes ir y decirles a todos que ya estoy bien y muy feliz aquí.

Niego molesta.

Si no te vas conmigo, entonces me quedo acá contigo, y fin del tema.

Me giro viendo a los niños correr tras de las mariposas y por un segundo me concentro en ellos.

Tu Amarga Esencia [Saga Esencia] [Libro •2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora