Treinta y cuatro Parte I

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Treinta y cuatro

Parte I

El auto se detuvo frente a la entrada de aquel bar de apariencia elegante, por la larga fila de personas que esperan pacientemente para que los encargados de seguridad los dejen entrar se puede adivinar lo concurrido que se encuentra el interior. Las vacaciones atraen a muchos clientes jóvenes que se quieren divertir, además, los rumores hablan sobre el dueño y lo realmente guapo que es, un Omega de la mejor clase que resulta imposible de conquistar. El letrero luminoso se vio reflejado en las pupilas de Kinn en un elegante blanco, "Moonlight" señala como nombre del lugar y el ligero sonido de la música se cuela desde las puertas cuando son abiertas, el aroma a tabaco y alcohol está presente y las voces de los clientes crean un poco de caos.

―Señor ¿está seguro?― preguntó el guardaespaldas observando la expresión dudosa de su jefe.

―No dejes que vean el auto― respondió Kinn antes de abrir la puerta y salir, el aire caliente y húmedo del verano dio en su rostro haciendo que se sienta incómodo, en el pasado sería una buena noche para ir de fiesta, sin embargo, esa noche está ahí por otra razón.

Al observar las puertas del bar su corazón se agitó con fuerza y un hormigueo cubrió su cuerpo, han pasado dieciséis años desde su último encuentro con Porsche y de pronto ya no sabe como avanzar, sus pies no se mueven y solo su corazón parece dispuesto a escapar de su pecho y correr al interior de ese bar para buscar a la persona que ama. Estar en ese lugar es más un impulso que un hecho pensado, nunca se propuso ir al bar y buscarlo, es solo que de camino a casa encontró una de las fotografías que el investigador envió y el rostro de Porsche pegó directamente en su corazón, así fue como le pidió al conductor volver y le dio la dirección del bar.

Su atuendo quizás sea un poco formal para el lugar, así que antes de llegar hizo una parada rápida en una tienda para comprar algo más acorde al sitio, dejó el elegante traje y lo cambió por unos jeans oscuros y una camisa clara con un corte más casual, sin la corbata al cuello Kinn obtuvo una apariencia fresca y desenfada. Estaba allí con el único propósito de verlo, en el pasado hubiese llegado al bar con decenas de guardaespaldas para arrastrar a Porsche de vuelta con él sin importar su voluntad, sin embargo, ahora entiende que no importa cuanto lo desee, si Porsche no está de acuerdo con volver debe respetarlo; ya no lo obligará a nada, ni siquiera a verlo, es él quien está parado ahí porque necesita saber que la información que todas esas fotografías son reales, que todos los datos que el investigador envió no son una fantasía y realmente la persona que ama está en la misma ciudad que él.

El viento sopló y la nariz de Kinn percibió una brizna suave que trajo el fragante aroma a canela, vainilla y flores silvestres, se destacó el penetrante aroma del Lilium auratum*; tan pronto como la nariz de Kinn percibió esa mezcla de aromas su instinto lo reconoció, es el aroma de Porsche. Con dificultad clavó los pies en el suelo intentando no ceder al impulso de correr hacia la fuente de aquel exquisito aroma, es posible que nadie más lo perciba porque es realmente débil, pero, Kinn es el Alpha de Porsche, el hombre que una vez mordió su cuello y lo llamó suyo para toda su vida. El aroma de Porsche es tan delicioso y potente gracias al Lilium auratum, esa flor, posee un fuerte aroma que puede olerse a la distancia y siempre que se le cuide permanecerá allí por mucho tiempo, es una flor ruda que crece en el bosque y está acostumbrada a enfrentarse a las inclemencias de la vida salvaje, una vez que su polen ha manchado será difícil deshacerse de su rastro si es que no imposible. Kinn solía disfrutar mucho del aroma de Porsche, sin embargo, fue hasta que se marchó que entendió la conexión entre el matiz predominante y la personalidad del Omega.

Para alguien como Kinn que está rodeado de aromas dulces de Omegas criados en el cautiverio de sus familias o de sus deseos mezquinos, Porsche fue una ráfaga de insolencia que lo sacudió, puso su vida de cabeza y lo convirtió en un adicto de esa persona, el día que lo mordió solo quería asegurarse que esa persona se quedara para siempre con él. Los celos y el amor se mezclaron, no soportaría que otro cure su sed en el manantial que son los labios de Porsche, la idea de que alguien más recorra los montes y valles del Omega lo enfurecía, la voz en su interior gritaba por establecerse en Porsche, asegurarse que nunca busque otros brazos y que, siempre que amanezca continúe en los brazos del Alpha. Si Kinn hubiese entendido su instinto a tiempo su vida sería muy diferente.

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