WOUNDS

Sesenta y siete

SESENTA Y SIETE

Porsche movió el cepillo de dientes de forma casi frenética logrando que sus encías se irritaran, sin embargo, su estado de ánimo le impedía sentir cualquier otra cosa que no fuesen los terribles nervios y la ansiedad que le generaban la sola idea de reunirse con Kinn en una escenario diferente, en el pasado solían hacerlo, sin embargo, desde el reencuentro su no relación estaba en una etapa donde sus encuentros solían estar relacionados con el perdón, su hijo y la familia Theerapanyakul, así que, dieciséis años después tendrían una cita. No fue fácil para Porsche aceptar la proposición de Kinn, pero, cuando le explicó que se trataba de una especie de práctica para la cita del Alpha con su hijo terminó cediendo y con los pensamientos puestos en que solamente lo haría por su hijo aceptó tener una cita con su esposo.

El encuentro se planeó para el viernes, Kinn despejó toda su agenda y Porsche dejó el bar en manos de Yok, así que, de regreso a esa mañana, el Omega se había vestido, peinado y preparado para salir con su vínculo. Kinn dijo que lo llevaría a desayunar y después pasarían todo el día juntos, por lo que Porsche tuvo que contarle a Chay que pasaría el día con su padre y necesitaría cocinar en esa ocasión; cuando le comunicó la noticia a su hijo no sucedió ninguna de las reacciones que esperaba y, por el contrario, Chay se limitó a asentir en silencio y pedirle que de regreso le traiga un trozo de pastel de limón. Sin drama y con la bendición de su hijo no pudo hallar excusa alguna para evitar la cita y, después de una noche llena de nerviosismo que no le permitió dormir adecuadamente necesitó tomarse un calmante para que sus dedos no temblaran mientras abotonaba su camisa.

Kinn no le informó de los lugares que visitarían o qué harían exactamente, pero, tomando en cuenta que atravesaban los días más calurosos del verano, según el servicio de meteorología, decidió optar por unos pantalones anchos de material fresco y una camisa de manga corta, también se embadurnó todo el cuerpo de bloqueador solar, eran casi las nueve cuando escuchó la reja de la entrada abrirse y momentos después a alguien llamar a la puerta, bastó asomarse desde la ventana de su habitación para encontrarse con el auto de Kinn estacionado dentro de su propiedad. Un repaso más de su apariencia frente al espejo, un toque de perfume, dos respiraciones profundas para calmar a su corazón a punto de desbocarse y estuvo listo para encontrarse con su Alpha después de dieciséis años.

Una vez más los golpes en la puerta y, cuando estaba por tomar su cartera y salir la puerta de su habitación fue abierta y con una expresión adormilada apareció Chay para decir:

―Dice mi papá que está esperando en la puerta― un bostezo y agregó ―No te olvides de mi pastel de limón, recuerda que esta noche me quedo con Macao, te quiero, no me hagan un hermano y que todo salga bien en su cita.

Después de decir aquello el joven se marchó de vuelta a su habitación para meterse a la cama y continuar durmiendo, Porsche por fin salió para encontrarse con el Alpha; resultó que ambos habían elegido atuendos muy similares y ahora parecía que se vistieron como una pareja, aunque no fue la intención tan pronto como notaron el hecho ambos soltaron una carcajada divertida.

―¿Debería cambiarme?― preguntó el Alpha temiendo que a Porsche no le agrade vestir combinados.

―Estamos en una cita, supongo que está bien vestir como una pareja― Porsche sonrió de forma dulce y, dejando algunas de las barreras atrás, se acercó a Kinn para dejar un beso tímido en sus mejillas y después susurrar: ―Me gusta cómo te ves hoy.

―Pero tú te ves mejor― Kinn aprovechó la cercanía para tomar la cintura de Porsche y rodearla con sus brazos ―Eres un ángel, mi precioso ángel.

El sutil aroma a feromonas que emana de ambos causó que un escalofrío recorriera la columna de Porsche anunciando lo peligroso que puede ser un contacto tan cercano como ese, así que, sabiéndose en peligro decidió alejar suavemente a la tentación que representa Kinn.