Once

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Once

Macao y Chay estudiaban en la sala y Porsche cocinaba la cena, el ambiente casa resultaba tranquilo, sin embargo, en el corazón de Porsche algo lo está poniendo incómodo, es algo que no puede entender. No se trata de su salud, ha tomado el medicamento que recetó el doctor, así que se encuentra mejor, es más como si se preparase para proteger algo o a alguien, es ese viejo instinto que solía tener cuando trabajaba como guardaespaldas de los Theerapanyakul. Hace mucho que no pensaba en esos años, la forma en que llegó a trabajar no fue postulándose como los otros guardaespaldas, él salía de un bar por la madrugada y escuchó a alguien correr por un callejón, después un par de detonaciones.

Porsche pudo seguir su camino o alertar a la policía, sin embargo, terminó por hacer algo estúpido y acercarse al lugar, en el callejón un grupo de hombres apuntaba contra un tipo entrado en sus cuarenta, por su apariencia se trataría de algún rico que se alejó mucho de casa y terminó en un barrio peligroso. Los ojos de Porsche se agudizaron y reconocieron a los miembros de la pandilla más sanguinaria del lugar, ayudar a ese tipo le podría traer algunos problemas, de por sí, el jefe de esos idiotas lo ha fastidiado algunas veces, incluso le ofreció unirse a ellos y convertirse en su pareja, no se trata de un noviazgo o un matrimonio, en realidad ese hombre solo quiere tener sexo con Porsche y, si sus subordinados también lo desean, dejará que tomen a Porsche para su satisfacción alguna noche.

Porsche quedó huérfano cuando tenía solo quince años, sus padres murieron y él tuvo que trabajar para mantenerse, su abuela lo acogió por un tiempo y lo ayudó, sin embargo, cuando descubrió que la vieja planeaba venderlo con un pez gordo de los bares de línea roja, Porsche escapó de la casa de la abuela hasta que cumplió dieciocho años, entonces pudo vivir por su cuenta en la casa que heredó de sus padres y recibir la pequeña herencia que pusieron a su nombre. Esa mañana apenas hizo los exámenes de admisión para la universidad, buscaba tener una beca y, si trabajaba duro, podría obtener un título.

Es un Omega Dominante, el tipo que solo puede ser enfrentado por un Alpha Dominante y no garantiza ser derrotado, esos tipos son simples Betas y un Alpha, a pesar de ser muchos, Porsche todavía podría derivarlos con sus habilidades de pelea adquiridas en encuentros callejeros desde que era niño, nunca temió usar la violencia y, sin importar cuantas veces fue regañado por su madre por involucrarse a golpes con otras personas, Porsche continuó defendiéndose a la menor provocación, dejando más de una nariz rota y dignidades destruidas. Porsche también tiene la cabeza dura y un sentido de justicia bastante estúpido, así que, sin pensarlo mucho terminó por intervenir y salvar a ese tipo rico.

Después de que sus contrincantes se retorcían en el suelo por los golpes del joven, la víctima se acercó a él, ese tipo debe ser muy rico, porque su aspecto es jodidamente bueno, su ropa parece tan cara que, si Porsche vendiese tan solo su corbata podría comer por los siguiente seis meses sin preocupaciones. Se trata de un Alpha Dominante de una buena familia, cosa que terminó por extrañar a Porsche ¿Qué hace un tipo de esos en un barrio con bares de mala muerte en cada esquina? Incluso si va buscando diversión, el tipo de personas que se venden en esos lugares no cumple con los requisitos que los ricos tienen sobre la gente que piensan comprar.

―¿Cómo te llamas?― preguntó el hombre con una voz suave y tranquila, como si jamás hubiese estado en peligro de muerte.

―Porsche― dijo el joven Omega buscando un cigarrillo de feromonas Beta entre sus pantalones para ocultar su aroma ―Señor Rico, no debería estar en este lugar, no sé que asuntos tiene, pero, terminarán robándole todo y matándolo si no se marcha, las personas aquí son feroces y malvadas― advirtió Porsche.

Él mismo no estaría en ese lugar si no hubiese visitado a la dueña de uno de esos bares para hacer algunos trabajos y ganar un par de billetes, su casa no está en un barrio tan terrible, es más, si la economía no fuese mal, seguramente seguiría considerándose un barrio de clase media alta, con familias que tiene autos bonitos, envían a sus hijos a buenas escuelas y van de vacaciones a otros países cercanos. Porsche nunca fue un niño rico, pero, al ser hijo de una profesora universitaria y una médico, la posición no era mala, cuando sus padres murieron, esa maravillosa vida fue alejada de él y su abuela se encargó de vender todo lo que pudo con la excusa de cubrir los gastos de Porsche, sin embargo, él siempre vivió con necesidades mientras la mujer asistía a bares de apuestas.

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