Cuarenta

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Cuarenta

Cuando la llamada de Porsche llegó, Kinn terminaba una reunión sobre la fábrica que ardió tiempo atrás, estaba siguiendo esa pista pues resultó que había más en toda esa historia y no pensaba arriesgarse a dejar un cabo suelto, esos días los avistamientos de Ciro en un pueblito de la zona costera del país se hicieron más descarados, como si buscase que ellos supieran que los acecha como una fiera a su presa. En la oficina también está Vegas con cara de pocos amigos evaluando la información reciente sobre los Viglioni, sus diferencias son grandes, sin embargo, cuando se trata de defender a la familia necesitan trabajar en equipo para evitar problemas.

El teléfono de Kinn anunció una llamada entrante y tan pronto como vio el número contestó, su corazón se aceleró al ver que quien llamaba era Porsche, cuando le envió el teléfono no pensó que realmente lo usaría, una pequeña llama de esperanza se encendió en su pecho.

―Porsche― dijo intentando mantener la calma.

―Ven a verme al bar esta noche, tenemos qué hablar― fue todo lo que dijo Porsche y la llamada terminó.

Kinn apenas tuvo tiempo de procesar las palabras de Porsche y cuando lo hizo una enorme sonrisa apareció en sus labios como si hubiese obtenido un gran regalo o el cielo mismo le hubiese concebido la bendición mayor, ese Alpha era como un perro bobo meneando su cola llena de felicidad porque se le fue concedido su snack favorito.

―¿Y a ti qué te pasa?― preguntó Vegas al ver a su primo sonreír.

―Porsche quiere verme― soltó emocionado sin importarle que Vegas fuese quien solía fastidiarlo con ese tema todos esos años.

―Seguramente quiere dispararte― Vegas sonrió imaginando a Porsche plantando una bala en su primo ―No te emociones.

―Me da igual que me dispare ¡Quiere verme!― la sonrisa de Kinn era tan grande y radiante que Vegas se sintió incómodo.

―Estás loco ¿por qué quieres que te disparen? Tus problemas mentales están cada vez peor― soltó Vegas intentando volver la vista a los documentos, sin embargo, su rostro fue tomado por las manos de Kinn y un beso se clavó en sus mejillas ―¡¿Qué mierda te pasa?!

―Porsche quiere verme― cantó Kinn con felicidad saliendo de la oficina sin importarle que hace solo unos segundos le dio un beso a su amargado primo ―Y tú eres un imbécil...

―¡Respeta a tus mayores! ¡Todavía te llevo un año!― reprendió Vegas limpiándose las mejillas con rapidez, olvidó la última vez que Kinn fue cariñoso con él, es más, siendo niños recibió besos pero de Khun, solía gustarle que su primo mayor lo tratase con cariño cuando solo era un preescolar, sin embargo, ahora que está más cerca de los cuarenta que de los treinta lo último que esperaría es recibir un beso de su primo Alpha como él, simplemente es escalofriante.

A Kinn le importó poco haber fastidiado a Vegas de esa forma y corrió a casa para prepararse, sabía que no es una cita y quizás Vegas tenga razón y lo único que Porsche quiere es poner una bala en su cabeza, sin embargo, todavía quiere darle una buena impresión a Porsche y demostrarle que está hablando en serio sobre sus intenciones. Quiere recuperarlo y tener una oportunidad de cuidar a su hijo, esos días ha pensando mucho en cómo cuidar de Chay, no piensa renunciar a ser el padre que su hijo necesita, antes realmente no estuvo con él porque no sabía de su existencia, pero, ahora es diferente y lo cuidará con su vida si es necesario, no puede regresar el tiempo y no cometer los errores que cometió, sin embargo, puede estar en su vida a partir de ahora, darle todo lo que merece y amarlo como solo un padre puede amar a su hijo.

Porsche volvió del jardín, dejó el teléfono sobre la mesa de la cocina y se preparó para escuchar lo que Pete vino a decirle. Khun y Pete se habían servido un trozo de pastel de chocolate y comían tranquilamente a la espera de su amigo, con Macao y Chay pasando el día fuera podían darse un día de descanso y charla entre amigos o bueno, familia, porque el tema principal los ponía en esa posición. Legalmente todos pertenecen a los Theerapanyakul, aunque Porsche no esté casado con Kinn, al existir un vínculo la ley lo reconoce como el conyugue del Alpha y, como un acto de ironía el mismo guardaespaldas de Kinn lo llamó Su Señoría, haciendo que todo ese circo se sienta real.

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