WOUNDS

Veintiocho

Veintiocho

―Si es cierto lo que dijo, entonces no puedo culparlo por todo― dijo Khun abrazándose a Diao ―Estoy tan confundido, me acostumbré a odiarlo por el pasado, también tuve esperanza de un día despertar en mi antigua habitación y darme cuenta que todo esto fue un mal sueño... quiero decir, ¿no es demasiado tarde ahora?

Diao correspondió al abrazo asegurándose que Khun se sienta protegido, él mejor que nadie conoce el corazón de Khun y sus sentimientos sobre Chan, los vio conocerse, vivir un amor un amor que parecía tan fuerte que nada los separaría y entonces, un día su mejor amigo se derrumbó entre lágrimas y gritos porque el hombre que amaba lo traicionó. Diao sostuvo a Khun por mucho tiempo, secó sus lágrimas y lo animó a continuar ―No espero que te enamores de otra persona, espero que te vuelvas a enamorar de ti y brilles como solías hacerlo― le dijo alguna vez Diao cuando su amigo pasaba días en pijama viendo por la ventana de su habitación hacia la ruidosa Bangkok.

A pesar de todo lo que Khun ha sufrido, su corazón todavía guarda a Chan en un sitio especial, no puede ignorar que fue su gran amor, el hombre con el que estaba dispuesto a pasar su vida entera. Nunca le importó la posición de Chan, cuanto dinero tenía en el banco o si su apellido es importante o no, lo que sea que viniera hacia ellos lo resolverían si permanecían juntos. Con las verdades reveladas la vieja herida se abrió y sangró una vez más, Khun volvió al tiempo en que amó y perdió, en que se entregó con honestidad a un amor que creía sincero y al final recibió su corazón en cenizas y la imagen de la persona que le juró amor eterno casándose con otro.

No importa si Chan no provocó todo, si tan solo le hubiese contado la verdad a Khun...

―¿Por qué no confió en mí?― preguntó Khun en un sollozo ―¿Por qué quiso resolverlo solo? Pude ayudarlo, me aseguraría que todo terminara y seríamos felices, incluso si no me engañó ¿Era tan insignificante e inútil a sus ojos que no podría soportar la verdad?

El silencio cubrió el lugar y las olas reventaron en la lejanía, la brisa marina agitó los cabellos de Khun y sus ojos ardieron por las lágrimas ―Puedo perdonarlo por lo que no hizo, pero, todavía es culpable por ocultarlo y esa herida es más profunda.

Pete se acercó para acariciar con suavidad los cabellos de Khun como lo haría una madre con su pequeño, después de ayudarlo a secarse las lágrimas y sentirse mejor para abandonar el abrazo protector de Diao, fue el turno de Porsche para decir algo:

―Khun, conozco tus heridas porque las mías duelen igual, sé que ambos solo podemos amar a una persona en la vida, pero, no podemos culparnos por amar sinceramente, son ellos quienes no supieron apreciar nuestro corazón y lo que tenían― Porsche suspiró pensando en Kinn, han pasado dieciséis años y, a pesar que el tiempo pasa y parece que ese viejo amor ha muerto, solo basta con algo tan pequeño como ver a su hijo para que los sentimientos se asomen ―Odiamos porque amamos, amamos y por eso odiamos... Tampoco sabría qué hacer si Kinn aparece un día en mi puerta diciendo que la historia no es como creí que fue y hay cosas que ignoro, no podría disculparlo, pero, tal vez lo escucharía... quiero decir, Khun la vida es demasiado corta y guardar dolor solo nos desgasta, la confusión es natural y si no lo perdonas no te convierte en una mala persona, piensa en ti, pregúntale a tu corazón qué quiere y qué necesita ahora, entonces, encontrarás la respuesta, no necesitas presionarte.

Pete asintió en silencio a las palabras de Porsche, no sabe de ese tipo de heridas, pero, también tiene otras cicatrices que son el recordatorio de cuánto duele amar ―Está bien si lo amas, está bien si ya no lo amas... puede ser la única persona que amarás en toda tu vida, pero, eso no significa que deban estar juntos o que estés obligado a aceptarlo de inmediato, la herida es profunda y se añejó por tanto tiempo que primero necesita cerrar.