Doce

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Doce

―Chan... espera― jadeó Tankhun cuando la lengua del Alpha tocó la piel de su cuello, esa lengua ha explorado cada parte de su cuerpo en el pasado y, por desgracia, no ha perdido la capacidad de hacerlo temblar. Los dedos de Chan todavía son capaces de presionar los puntos exactos en la anatomía del Omega, al igual que en aquellos años de universidad, Tankhun continúa excitándose con esa presión, con el aroma del Alpha y con ese ligero gruñido que escapa del hombre, como un animal que no dejará que roben lo suyo.

―Khun, déjame... han pasado tantos años ¿no lo extrañas?― preguntó el Alpha ―La última vez, esos días en la playa ¿Recuerdas cómo nos divertimos? O... Esa noche, la cama nupcial, la forma en que me pedías que no me detuviera, nuestra amada noche de bodas, solo nuestra, como debió ser, me llamabas esposo, te prometí cuidarte, quedarme a tu lado, no me alejes más.

La voz de Chan tomaba un tono más grave a medida que mencionaba los eventos del pasado, la noche de su boda fue la noche deseada, incluso si su esposo era otra persona, todavía pudo abrazar a Khun toda la noche, llamarlo suyo una y otra vez hasta que el amanecer los sorprendió. Creyó que jamás volvería a experimentar el dulce sabor de Tankhun, el aroma de su amado nunca se desvanecería de su memoria, sin embargo, su nariz todavía rogaría todos los días por obtener un solo atisbo de la esencia de su Omega. Y una ultima oportunidad llegaría, después del intento de secuestro de Tankhun, una última semana juntos.

―No deberíamos― jadeó Khun sin poder evitar que su cuerpo demande más de las caricias de Chan, ese maldito hombre no ha perdido su efecto sobre él ―Chan, te odio... tienes que parar. Si continúas, no podré odiarte.

―Entonces continuaré hasta que puedas amarme otra vez― los labios de Chan se encontraron una vez más en un beso hambriento con la boca de Tankhun.

Los viejos amantes de encontraron en una danza frenética de besos y caricias que hicieron eco en aquel pasillo desierto, solo tendrían que caminar un par de pasos hasta la puerta de la habitación de Khun y entonces, la ropa desaparecería y se encontrarían piel con piel por horas y horas, sin embargo, tal vez el destino no está de acuerdo con ese giro de acontecimientos, pues, cuando Khun contemplaba la idea de seguir la diversión dentro de la habitación, el insistente timbrar de un teléfono resonó más allá del encuentro carnal de ambos.

―¡Maldita sea!― gruñó Chan, el teléfono que interrumpía ese delicioso momento no era otro que el suyo. Con frustración se apartó de Khun lo suficiente para contestar, tan prono como lo hizo, toda la lujuria de su cuerpo desapareció, sus ojos observaron a Khun con terror y dijo: ―Entiendo, cierren el ala Este, el Señorito Khun se encuentra aquí, envíen a los guardaespaldas, iré de inmediato.

Khun, fue tomada por Chan en un movimiento rápido y arrojado a su habitación con urgencia, el Alpha de pronto se había transformado en el jefe de guardaespaldas de la Primera Familia, no había duda de que algo grave sucedía ―Quédate aquí, Arm y Pol vendrán de inmediato, sellaremos esta parte de la casa, no importa lo que escuches, no vengas― advirtió Chan.

―¿Qué pasa? ¿Los italianos? ¿Fuego? ¿Qué pasa Chan?― urgió Khun por una respuesta, la actitud del Alpha lo hizo sentir miedo, ese hombre no suele perder la calma con tanta facilidad, la última vez que lo vio tan alterado fue la ocasión en que fue por él cuando intentaron secuestrarlo.

Chan respiró profundamente y dijo con seriedad: ―Kinn escapó de su habitación, estamos siguiendo el rastro de sangre y feromonas, está en celo y fuera de todos sus sentidos, no importa quien sea, atacará sin dudarlo. Eres un Omega, no importa que seas su hermano, corres peligro, oculta tus feromonas y no salgas.

―Chan, quiero que hagas algo por mí― Khun tomó del brazo a Chan antes de que pudiera salir de la habitación ―Necesito una muestra de las feromonas de mi hermano, tienes que hacerlo.

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