Treinta y tres
Cerca de las once un joven de hermosos rasgos con un estuche de guitarra al hombro y una caja con un delicioso pudín de coco en las manos. El vestíbulo del lugar era terriblemente grande y la recepcionista lo veía con curiosidad, por supuesto que Chay no está acostumbrado a ese tipo de lugares y tan pronto como puso un pie ahí sintió que su atuendo y su presencia en general no era adecuados, vio salir a algunas personas vestidas con atuendos de marcas reconocidas, su ropa no está mal pero no es cara o tampoco es de tiendas reconocidas, no en su mayoría. La mirada del guardia de la entrada le hizo saber que estaba en lo correcto, ese tipo tenía tanto desprecio que Chay casi se disculpa por existir.
―Solo un poco más― se dijo Chay, apenas le envió un mensaje a P'Wik anunciando que llegó.
El guardia se acercó serio e intimidante hasta donde Chay esperaba y dijo:
―Niño, no puedes estar aquí, es mejor que te vayas.
Chay observó al hombre que intentaba echarlo, su madre le enseñó a ser respetuoso con las personas, pero, también le enseñó que no puede ser pisoteado por nadie y por supuesto que ese tipo solo se acercó a él porque no usa ropa lujosa y porque llegó hasta ahí en autobús, sin embargo, para alguien que sabe que está fuera de lugar esa actitud solo pudo hacerlo sentir peor, no deja de ser un chico de quince años que llegó ahí dispuesto a aprender de su cantante favorito.
―Yo estoy esperando a P'Wik, no tardará en venir― indicó Chay con timidez, no le gusta la forma en que ese tipo está acercándose.
―Espera afuera si es cierto, no tienes que estar aquí en el vestíbulo, no nos gustan las visitas― habló el guardia dispuesto a tomarlo del brazo y "acompañarlo" hasta la salida ―No hagas un escándalo y sal, este no es tu lugar.
―¿Quién dice que no lo es? ¿Tú?― se atrevió a decir Porchay, en el momento en que el hombre quiso tocarlo algo se activó en él haciendo que sienta como si en realidad fuese más poderoso que ese hombre.
―Niño, no me hagas reír ¿te viste en un espejo? Te ves más como un repartidor que como un buen chico, solo vete y no causes más escándalo.
―No estoy causando un escándalo, solo digo que no puede tratarme de esa forma cuando no he molestado a nadie y cuando está simplemente juzgándome sin saber quién soy― respondió Chay intentando no escucharse nervioso, por supuesto que ese tipo lo intimidaba, no deja de ser un adulto, pero, su corazón le dijo que tenía que ser fuerte y no dejar que lo traten mal.
―Si eres tan importante ¿Cuál es tu nombre?― preguntó de forma burlona el guardia.
―¿Qué te parece el apellido Theerapanyakul?― respondió Chay con seguridad ―¿Lo conoces?
La última vez Macao presumió de ese apellido y todos se asustaron, bueno, ahora Chay no supo qué más hacer para cerrarle la boca a ese tipo, sin embargo, no le hace daño a nadie si presume un poco de pertenecer a una familia poderosa y Macao o su familia no se enojarán si se enteran, además no lo hace por querer obtener un beneficio solo intenta defenderse del ataque de un guardia que lo está maltratando por creerlo poca cosa.
―No...― murmuró el guardia, sin embargo, todavía le dio un vistazo al rostro del chico buscando algún rastro de esa familia en él, por supuesto que la apariencia de Chay es idéntica a la de Porsche a excepción de algunos rasgos que dejan ver la influencia de su padre ―Imposible, no puedes ser de esa familia, te ves muy...
―Me parezco más a mamá, pero, si quieres puedo llamar a papá y que arregle esto.
―Llegaste en transporte público ¿cómo puedes ser un niño rico?
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WOUNDS
FanfictionKinnPorsche Omegaverse Hace 16 años Porsche trabajó para la familia Theerapanyakul, su guapo heredero Kinn puso sus ojos en Porsche y decidió que sería un juguete muy interesante y divertido, pero los juegos tienen consecuencias y Porsche de pronto...