Disclaimer: Los Vengadores no me pertenecen, son de Disney y de Marvel. Solamente la historia y los personajes que no reconozcan me pertenecen.
Para Menita.
Habían pasado muchos años desde que Natasha había abandonado el sueño de ser madre, forzándolo hasta la parte inferior de su mente hasta el punto de no soportar tener niños cerca. Eso había cambiado completamente cuando Alinka se hizo un espacio en su vida y su corazón.
—Mami...no quieyo ir a la escuela—dijo la niña, frotándose los ojos—¿Nos podemos quedar aquí un copito?
La Viuda Negra sonrió, aferrándose a su hija en la cama. La familia Rogers estaba acostumbrada a levantarse temprano, aunque Steve y Niko solían comenzar el día lo más rápido posible; mientras que Natasha y Allysson se quedaban en la cama hasta el último segundo posible.
—Bebé, tienes que ir a clases—Natasha río, haciéndole cosquillas en los costados—Después de eso podemos ir por un helado, ¿qué opinas?
Allysson levantó la cabeza del seno de su madre, emocionada.
—¿Helado de cocholate?
—De lo que quieras, shvíbzik...
Esas palabras fueron suficientes para que la rubia se levantara, comenzando a saltar en la cama.
—¡VAMOS! ¡VAMOS, MAMITA BONITA! ¡A LA ESCUELITA!
Un saltó particularmente alto hizo que Natasha se pusiera alerta, pero Steve consiguió atrapar a su hija antes de que cayera de cabeza al suelo.
—Parece que hay alguien muy emocionada el día de hoy, ¿o no, princesita?
Riendo, Allysson enrolló los brazos alrededor del cuello de Steve, depositando un beso en la mejilla de su padre. El Capitán América sonrió, apretando a la niña contra él.
—¡HELADO DESPUÉS DE LA ESCUELA!—anunció la niña, revelando lo que su madre había dicho.
Steve frunció el ceño antes de soltar una carcajada.
—Así que tu mamá te convenció con eso, ¿no?—dijo Steve, saliendo de la habitación con la niña—creo que ella y yo tenemos que tener una conversación acerca de no comprarte con dulces para que cumplas tus responsabilidades.
Allysson cubrió la boca de su padre con ambas manos, sin dejar de reír mientras el soldado la cambiaba de ropa, preparándola para la escuela. Natasha sabía que tenía que apresurarse antes de que Niko decidiera hacer el desayuno por sí solo. En pocos minutos, ya bajaba las escaleras encontrando a su hijo mayor viendo el microondas con el entrecejo fruncido.
—¿Qué pasa, mi zorrito?—cuestionó, besando sus rizos.
—Creo que metí algo con metal, mamá...¡Papá dice que explotara la casa si hacemos eso! Pero no huelo nada, ¿cómo sabremos si estamos en peligro?
La espía maldijo internamente a su esposo, pensando que tendría una conversación acerca de asustar al chico.
—No pasa nada con un poco de metal, cariño—dijo la pelirroja—La tecnología ya no es como antes.
Niko seguía concentrado en eso, su mente trabajando a millones de neuronas por segundo.
—¿Crees que podremos hacer algo para que no vuelva a pasar? Para que siempre podamos meter lo que sea en los microondas...
Sonrió de lado, dándole un beso en la mejilla.
—Mi pequeño inventor—dijo la espía—Estoy muy orgullosa de tí.
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Luciérnagas: One Shots Proyecto Rebirth 939 || ROMANOGERS
Science FictionPequeñas historias, universos alternos, futuros posibles y espacios que quedaron vacíos de mi historia: Proyecto Rebirth 939.